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Preferencia de paso a la seguridad vial

El colegio de Los Campos convierte los pasillos del centro en calles con aceras y calzadas por donde los alumnos "circulan" respetando las señales

Alumnos del colegio de Los Campos, en uno de los pasillos del centro que imita el funcionamiento de la calle, con aceras, pasos de cebra y demás señales. MARÍA FUENTES

Los pasillos del colegio público de Los Campos tienen calzada, aceras, rotondas, pasos de peatones... O sea, que son como una ciudad en pequeño. Eso sí, las aceras presentan deficiencias; no tienen baches como las aceras de pavimento, pero sí que parecen requerir una inversión para evitar resbalones indeseados. Eso es porque están hechas de fieltro y sufren un desgaste considerable. "La mejor opción sería pintarlas y así dejarlas fijas", explica la directora del centro, Inmaculada López. Pero para hacer frente a esa inversión que afectaría a los tres pisos del edificio, el colegio necesita financiación. "Tenemos en mente renovar las 'aceras' antes de que acabe el curso, pero para acometer esas obras tendremos que reunirnos con el Ayuntamiento y conseguir que nos den una ayuda. La verdad es que el Ayuntamiento siempre se ha portado bien con nosotros", explica la directora, mientras repasa las últimas inversiones realizadas en el centro, como la cubierta de la cancha deportiva y la protección de las columnas del patio soportalado.

El colegio de Los Campos cuenta desde hace años con dos premios nacionales en materia vial. El primero fue concedido por la Dirección General de Tráfico y el segundo vino de manos del Ministerio del Interior. Son un claro ejemplo de que esta comunidad escolar coloca el tema de la seguridad vial entre sus principales prioridades educativas.

"Ya incorporamos novedades como los accesos con rayas, que simbolizan que son accesibles, tal y como nos sugirió la asociación comarcal de personas discapacitadas Difac", relata López, momentos antes de que cuatro alumnos "policías", convenientemente identificados con un chaleco reflectante, comiencen a regular el "tráfico" de alumnos y profesores en los pasillos.

Hay niños -la mayoría- que hacen las veces de peatón. "Las aceras se van despegando", advierte con un mohín de pena la "agente" Judith García, acompañada de Juan Antonio Tromero, Aarón González y Ainhoa Agustiño, también metidos en el papel de reguladores del tráfico. En total, el centro cuenta con 13 "policías", de los que cuatro están en la planta superior, cinco en la media y otro cuatro en la planta baja.

Los 242 alumnos del centro aprenden a caminar por el centro como si estuvieran en una ciudad: cruzan por los pasos de cebra y también, si hacen de vehículos, frenan en los stops y se detienen unos segundos en los cedas el paso. "La renovación de las aceras es muy importante", aseguran los pequeños "policías" mientras advierten a los viandantes de que no pueden circular en sentido contrario al que indica el carril. "Hay que pintar las aceras", insisten los "agentes", que entienden que un arreglo de esas vías ayudaría a "mejorar el tránsito de peatones". Y lo dicen en el momento que Mohamed Amine se dirige al baño por un pedazo de acera de fieltro levantada y la pequeña Ana Videla, de cinco años, hace un alto en su camino al aula para ver son orgullo la regulación del tráfico que llevan a cabo sus compañeros del colegio de Los Campos.

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