Sergi Arola se puso ayer ante los fogones en Salenor. El cocinero, que llegó a contar con 17 restaurantes por medio mundo, entre ellos, La Broche, en Madrid, elaboró en el certamen algunos de los platos más representantivos de dos de sus establecimientos: El Cormorán, en Santander, y V Vegas, en Madrid. Mano a mano con su jefe de cocina, Jorge Llavona, preparó platos sencillos, con los que dice establecer una complicidad con el cliente: unas patatas bravas y una cecina que plantea como un plato combinado.

A modo de presentación, Arola habló de la gastronomía que comparó con la moda. "Le otorgamos valor a algo cotidiano, no comemos solo para alimentarnos, le damos un desarrollo intelectual", dijo ante una numerosa audiencia. Siguiendo este modelo, se refirió a las dos líneas de trabajo que ha establecido: una más elaborada, para ocasiones especiales, como la alta costura, y otra más asequible, informal y sin sobrecargas, como el "prêt-à-porter".

Sobre sus actuales negocios, además de los dos citados, destacó el que posee en Sintra (Portugal). "Es mi gran proyecto gastronómico", afirmó quien ve Asturias como "un ejemplo de superación". "Del sufrimiento de la reconversión industrial salió un modelo de comunidad sostenible, de gran valor añadido y con capacidad y veracidad a la hora de venderse en el ámbito internacional que da como resultado el momento de la gastronomía asturiana a nivel casero, de estrellas Michelín y de cocineros", concluyó.