Para dar con la tortuga verde de Tailandia, la mantarraya de Indonesia o el pez loro, Flores Sánchez ha realizado inmersiones de hasta 30 metros de profundidad. "A los cuatro metros de profundidad, los tonos rojos desaparecen", apunta la buceadora. "Para hacer fotos a estas especies hay que tener en cuenta, sobre todo, la luz y la profundidad a la que estás", añade la cacereña, que estuvo cerca del pez león que resulta venenoso al ser tocado.
Durante sus inmersiones en el Sudeste asiático, Patricia Flores Sánchez admiró pecios de embarcaciones de la Segunda Guerra Mundial y recomendó el buceo para disfrutar de los paisajes submarinos y comprobar también el mar de plásticos, el "vertedero", en el que se han convertido las grandes superficies oceánicas. "Hay mucha contaminación", insiste la cacereña, que vio por primera vez el mar con trece años, comenzó a bucear en 2008 y comenzó a sumergirse en aguas de diversas partes del mundo como las Islas Canarias, Irlanda, Chipre, Portugal, Italia, Egipto, Tailandia, Indonesia y Filipinas. En total, cuenta con 200 inmersiones. Es además fotógrafa y videógrafa submarina.
La exposición "Sumérgete", que además de 24 imágenes cuenta con un vídeo, permanecerá abierta hasta el día 10 de marzo en la planta baja del Museo Marítimo.