"La villa de Avilés en la época en que nació Pedro Menéndez era muy rica", aseguró ayer la cronista oficial, Josefa Sanz, ante un salón de actos del Centro de Servicios Universitarios lleno a rebosar. "Estoy encantada de romper el fuego de este ciclo que el Ayuntamiento y buena parte de las asociaciones de la ciudad están dedicando al navegante con motivo de su quinto centenario", apostilló la también catedrática universitaria tras las palabras de presentación de la alcaldesa, Mariví Monteserín, que destacó el objetivo principal de las jornadas: "Dar a conocer lo que este hombre significó, que también nos da la oportunidad de establecer relaciones con los Estados Unidos, una oportunidad para implementar nuestro proyecto de turismo idiomático".

Sanz dedicó buena parte de su charla a pintar los límites de un concejo que, en el siglo XVI, cuando nació Menéndez, estaba formado por "la villa de Avilés, por el pueblo de Sabugo y por las rieras de Miranda y del Vidriero". "Avilés nunca tuvo una muralla. Lo que tenía era una cerca que ponía límites al lugar en el que era posible aplicar el fuero", apuntó. Esto del fuero venía de la Edad Media, "pero todos los reyes lo convalidaron", apostilló. Esa es la documentación principal que existe para determinar con detalles la vida cotidiana en Avilés, un concejo tan rico que tenía "propios" (propiedades) tan señaladas como la panera. "En un momento dado tenemos administrador, libro de cuentas... el Ayuntamiento regulaba el precio del pan porque se consideraba que era un bien de primera necesidad que no podía faltar en ninguna casa", señaló.

A los impuestos se les llamaba en la época de Menéndez "sisas" y las había al vino, a la carne... "El blanco de Ribadavia y el tinto del Bierzo... la carne más preciada era la del carnero. Más que la de vaca", apuntó la catedrática de Diplomática.

"El Ayuntamiento era propietario de la parroquia de San Nicolás, por eso, se llamaba 'de la villa'. Pagaba el sueldo del cura, del sacristán, pero también del pregonero, porque entonces no había prensa...", señaló la cronista. El dinero que ingresaban las arcas se iba en la defensa del concejo. "En los cañones del castillo de Nieva, en los que había junto a la iglesia, en el puente de los pilares, que estaría donde el San Sebastián... Avilés estaba en un punto geográfico perfecto: en el saco de la ría. Eso permitía salvar a los barcos de los embates de las tormentas, pero tenía una cosa mala: las marismas inhabitables de los alrededores del estuario", explicó la cronista.

Señaló en su charla la relación que mantenía con los concejos de Illas y de Castrillón. "Ambos dependían judicialmente del Avilés. Esto quiere decir que no hacía falta ir a Oviedo para juzgar y que, además, se creaba empleo: abogados, notarios, escribanos...", dijo tras recalcar que los León, los Carreño, los Alas, los Ponte, los Valdés, los Solís o los Falcón "eran las familias principales de la época en que Menéndez vino al mundo".