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Las cartas | de Avilés y Comarca

¿Para qué sirve el archivo histórico de Corvera?

Quería romper una lanza en favor de los/las funcionarios/as, esos/esas infatigables trabajadores/as públicos/as que intentan hacernos la vida más sencilla. Realmente parece fácil ridiculizarlos/as y llamarles vagos/as y holgazanes/as. Que si no dan un palo al agua, que si se pasan el día tomando el café, que si son bordes, maleducados/as y parece que nos están perdonando la vida...

¿Dónde quiero llegar con esto?, se preguntarán. Pues bien, por suerte o por desgracia, hace poco publiqué un cuento en un libro solidario de la editorial sevillana Donbuk titulado "Luna de plata y otros cuentos". Ah, por cierto soy de Cancienes, una pequeña población del concejo de Corvera de Asturias. El libro en cuestión es de tirada nacional y aparece mencionada la localidad y el concejo. Pues bien, continuo, resulta que el cuento que les envié fue un pequeño homenaje a mi hija y a mi padre, fallecido hace un par de años. Por razones que no vienen al caso, mi padre siendo niño vivió en Solís y Nubledo (Corvera) a mediados-finales de los años 30 y asistió a la escuela en Cancienes. Cuando venía de visita a mi casa me contaba recuerdos de su infancia en la zona.

Escribí el cuento hace tiempo y me entraron dudas de los lugares que había frecuentado, concretamente dónde había ido a la escuela, pues es el tema central de la historia. Para mi desgracia, mi padre ya no está conmigo para preguntarle, por lo que decidí ponerme en contacto con el Ayuntamiento de Corvera, más concretamente con la responsable del archivo histórico para confirmar la ubicación de la escuela en aquella época. Decidido, entré en internet y localicé la página del archivo histórico, por cierto un edificio muy bonito seguramente arreglado recientemente con ayuda de mis impuestos. Tenía fijado un horario de consulta los martes y los jueves con la condición de pedir cita previa. Contacté con la responsable del archivo y me puso mil trabas; qué quería saber, por qué, allí no estaba el archivo porque estaba en el ayuntamiento...

Al final, para quitarme de en medio, me dijo la amable señorita que debía hacer un escrito con mis datos personales y los motivos de mi interés por conocer esa información, que parece ser privilegiada o algo por el estilo. Si eso, podía hacerlo de forma telemática y ya se pondrían en contacto conmigo. Para evitar malentendidos, descargué un formulario, lo cubrí manualmente y el día siguiente lo metí por el Registro del ayuntamiento, concretamente el día 31 de enero. Esperé pacientemente y no hubo respuesta. Transcurridos 11 días me puse de nuevo en contacto con la simpática y amable trabajadora municipal para solicitar la información y me recordó que debía pedirlo por escrito. Le comenté, así como quien no quiere la cosa, que había realizado la solicitud 11 días antes, incluso le dije la hora exacta a la que lo había hecho. Después de un incómodo silencio me comentó que no tenía ninguna solicitud y me pidió que aguardara un instante que iba a comprobar si estaba en algún lado. Mira tú por donde apareció. Después de las pseudo disculpas me aseguró que se encargaría personalmente de buscar la información solicitada (recordemos: dónde estaba la escuela en los años 30 y si había algún registro fotográfico de la época), posteriormente se pondría en contacto nuevamente conmigo.

A última hora de la mañana me llama y me comenta queel aparejador del Ayuntamiento cree que donde me decía mi padre que estaba la escuela eran unas viviendas de ferroviarios o algo así. Pero que no me preocupara, que cuando viera al arquitecto del Ayuntamiento (espero que tenga por lo menos 90 años y se acuerde) me lo confirmaría.

¿Será tan complicado mirar en los archivos historicos municipales?, pensé. Pues nada, esperé, esperé y esperé... Hasta que me cansé de esperar. Me puse en contacto después de varios intentos infructuosos (ya quedan muy pocas personas en la zona que me pudieran informar, básicamente porque se van muriendo) con alguien que me confirmó lo que mi padre me había asegurado años antes. Incluso esa persona me facilitó imágenes que corroboraban mi información paterna. A día de hoy todavía estoy esperando que la simpática y eficaz funcionaria municipal se ponga en contacto conmigo para decirme que no tiene ni idea y/o no ha tenido tiempo en hacer su trabajo después de dos semanas o que me vaya directamente al carajo por molestar con nimiedades.

A modo de conclusión solo se me ocurre hacerme una pregunta: ¿Para qué sirve un archivo histórico? En el futuro si vuelvo a escribir algo sobre mi localidad o mi concejo haré como Cervantes: "En un lugar de Asturias de cuyo nombre no puedo ni quiero acordarme..."

Si alguien está interesado en leer el pequeño cuento y ver las ilustraciones que lo acompañan lo puede hacer en: www.lasandaliadelpescador.wordpress.com

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