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TOÑO CAAMAÑO | ANIMADOR DEL ANTROXU AVILESINO

Una vida de Carnaval

El "speaker" del Descenso heredó de su abuelo el espíritu transgresor; de su padre, la espontaneidad, y de su madre, andaluza, la alegría

Toño Caamaño, en la plaza de abastos Hermanos Orbón de Avilés. JULIÁN RUS

Charlatán, espontáneo, irónico y ácido son adjetivos que definen a Toño Caamaño, un hombre que ama el carnaval por encima de todas las cosas. Fue Rey del Goxu y la Faba allá por 1997 y considera que es el mayor reconocimiento que posee, el que lleva con más orgullo. "No hay nada que lo supere", remarca. Desborda sentido del humor y afirma que su amor por el Antroxu y su espíritu transgresor le viene en los genes. Se explica: "Mi abuelo paterno, Francisco Caamaño, siempre se disfrazaba por Carnavales cuando estaban prohibidos y siempre acababa en chirona". De su abuelo y su padre tomó la espontaneidad y de su madre, la alegría: "Es que era andaluza". Como diría Celia Cruz, su vida es un carnaval.

Nació en El Carbayedo, encima del bar Reguero. Reconoce que de pequeño era "malo", travieso y rebelde. Poco tiempo después, con seis años, se trasladó con su familia al barrio del Nodo. Fue entonces cuando descubrió su amor por el fútbol. Jugó en la Peña Blanquiazul, en el Bosco, en el Marino de Luanco y en el Avilés Deportivo. Fue uno de los fundadores de la sección de rugby de la Atlética Avilesina. Se declara enamorado de ambos deportes, sin embargo esa pasión queda eclipsada por Don Carnal.

Procede una familia marinera aunque la mar no es lo suyo. Quería estudiar Bellas Artes porque le gustaba pintar, afición que desarrolló de manera autodidacta. La economía familiar no le permitía estudiar fuera, así que su padre le ordenó que fuera a estudiar a la Escuela Náutica de Gijón para ser capitán de barco. Sacó el primer año y después abandonó. "Me mareaba, tenía miedo al agua", señala. Tras sus estudios náuticos, Caamaño asegura que podría ser patrón de yate y de cabotaje, pero carece de horas de navegación en la mar, aunque si contaran las del Descenso de Galiana tendría cumplida la carrera. Y es que lleva 19 años consecutivos retransmitiendo a pie de espuma la tradicional bajada de artilugios.

La mar nunca le gustó pero le tocó hacer la mili en El Ferrol, en la Armada. Allí fue ayudante del contramaestre de víveres. Cuando regresó a Avilés trabajó en una inmobiliaria y poco después continuó con los pinceles y con el diseño. Ya en 1982 ganó un concurso de carteles de las fiestas de Corvera y poco después se metió de lleno en la vida carnavalera, la que, dice, le ha reportado muchas alegrías.

Recuerda cuando el Descenso era organizado por los más antroxeros y el Ayuntamiento no tenía nada que ver. Echa la vista atrás y piensa cuando la cita del sábado de Antroxu contaba también con un ascenso para surcar después las aguas y espuma de Galiana. "En 1992 hubo 252 embarcaciones y recuerdo que acabó todo a la una menos veinte de la mañana", apunta, momentos antes de recordar, entre risas, cuando fue Rey del Goxu en 1997 y apareció en una nave espacial en mitad de la plaza de España ayudado por una grúa de 35 metros de alto. En aquel Antroxu, Caamaño iba de marciano verde, con gafas carnavaleras y bigote.

Toño Caamaño es también un personaje televisivo, casi icónico en Avilés. Comenzó en el desaparecido Canal 21 con un consultorio sentimental "de cachondeo". "Decíamos muchas paridas", sonríe. Así estuvo hasta el año 2000, que fue cuando fichó por TeleAvilés y dirigió uno de sus espacios más exitosos, "La ventanina picuda". Hacía de todo. Era decorador, director, presentador, guionista del programa... "El primer año del programa recibí varios premios que entregaba la Asociación de Radiotelevisión del Principado a mejor programa, director y presentador y claro, como hacía todo, eran todos para mí", recuerda. En ese tiempo, compaginaba su labor profesional con el diseño de artilugios de Antroxu y de disfraces para bares con los que ganó algún que otro premio.

Caamaño es popular, lo conoce todo el mundo en Avilés. Suele pararse con la gente y si se da el caso, echar un cantarín. Llama "chiri" a sus amigos y conocidos y ellos les responden con la misma denominación. "Soy Chiri Caamaño", dice el maestro de ceremonias de la cabalgata de Reyes Magos y del Antroxín pa los nenos.

También graba videoclips carnavaleros. Tiene uno pendiente que es una versión del "Probe Miguel" de "Triana Pura". Lo cantará vestido de sevillana y en clave, como no, antroxera acompañado por "un cuadro flamenco" en el Lar Gallego. Cuando el televisivo Caamaño habla de los inicios del Antroxu no olvida la labor de Favila, Paco Sánchez o Gonzalo García más conocido como "Gonzalo el del Trasgu". Para la próxima semana se vestirá de sevillana y tiene dudas si se enfundará un traje de Elvis Presley o de algún personaje vinculado con el tema de este año, la música. La única pega que pone al Antroxu es que ya no existe la Quema de la Vieya ni hay Entierro de La Foquina; lo demás, le encanta. Confía en que el espíritu transgresor de los carnavales siga vivo por muchos años y ve en la juventud espíritu para continuarlo por décadas.

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