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Mercedes Fernández resiste desde Avilés

La presidenta del PP hace valer su control del partido ante Teresa Mallada con la elección de Esther Llamazares como candidata a la Alcaldía

Por la izquierda, Esther Llamazares, Mercedes Fernández y Pedro de Rueda, presidente del PP de Avilés. De espaldas, el portavoz municipal, Carlos Rodríguez de la Torre, y la concejala Ana Bretón, en la sede del partido. M. FUENTES

La proclamación de Esther Llamazares como candidata del PP a la Alcaldía de Avilés, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA antes y después de la elección de Teresa Mallada como aspirante a los comicios autonómicos, es la primera gran batalla que libran las dos facciones de la formación para liderar la configuración de las listas en toda la región. Y, salvo sorpresas nunca descartables en esta tragicomedia de enredos, parece haberla ganado el sector de Mercedes Fernández. La presidenta regional no sólo ha conseguido colocar a "una de las suyas" sin necesidad de llegar a un acuerdo con la otra parte sino que ha mandado un mensaje claro: tiene el control del partido en lugares estratégicos y no está dispuesta a cederlo aun a riesgo de inmolarse. Todo un aviso a navegantes, con Gijón y otros municipios relevantes en el horizonte.

La jugada es bien sencilla, aunque no exenta de tensiones, para cualquiera que conozca el funcionamiento interno del PP. Mercedes Fernández controla, a través de los comités electorales locales, la proclamación de la mayoría de los principales candidatos a las alcaldías (salvo el de Oviedo, que depende directamente de la dirección nacional, de acuerdo a los estatutos). La decisión de esos comités debe ser avalada después por el autonómico, que también está en manos de la presidenta del partido. Así que, con el libro en la mano, no tiene por qué pactar nada con los afines a Mallada para este tipo de decisiones. Negociar, para ella, es una cuestión de voluntad, no de normativa. Y en eso se escuda para tomar decisiones como la de Avilés, que podría repetir en más concejos. La única forma de que Fernández perdiera esta facultad es que el líder nacional, Pablo Casado, impusiera una gestora en Asturias. Una operación con unos riesgos evidentes ante el inminente macroproceso electoral, con generales en abril y municipales, autonómicas y europeas en mayo.

De ahí que la decisión de nombrar a Llamazares, que Mercedes Fernández tiene tomada desde finales del verano como bien saben numerosos afiliados avilesinos, haya sido sólo cuestión de una llamada. Valió con que su equipo diera la orden de convocar al comité electoral local, que preside Francisco Petit, el lunes, poco antes de la hora de comer.

Pero el meollo de la cuestión es que esta proclamación se ha producido sin contar con Mallada, tal y como había pedido la dirección nacional que ocurriese. Desde hace semanas, el sector de la candidata autonómica (que en Avilés tiene a la concejala y secretaria general de Nuevas Generaciones Reyes Fernández Hurlé como principal baluarte), buscaba un nombre alternativo, sobre todo, entre empresarios de la comarca. Incluso se habían producido encuentros entre representantes de las dos sensibilidades internas del PP para tratar de consensuar un candidato. Una operación que quedó en agua de borrajas hace dos días, después de que la dirección regional diera la orden de elegir ya a Llamazares, que es secretaria general del partido en la ciudad desde hace un año.

Así que Mercedes Fernández ha dado en Avilés el primer golpe de autoridad desde que fue defenestrada en favor de Mallada como candidata a las elecciones autonómicas. Un movimiento arriesgado que va en contra de las órdenes de la dirección nacional, pero que se ajusta a la normativa interna. Y que podría repetir en otros concejos.

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