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Cocheras y "chunda chunda"

Los navegantes del Descenso amontonan vehículos en el patio del Palacio Valdés, invadido de zombis y leyendas del rock

Artilugios en el colegio Palacio Valdés. MARÍA FUENTES

Hay un zombi que se dirige en dirección a la puerta de salida del patio del colegio Palacio Valdés mientras suena a todo meter "Te gustó / yo sé que te gustó", versos preclaros de "El Símbolo". Electrolatinos que brincan, saltan, brincan y saltan. Sin embargo, el zombi no hace caso. Arrastra la pierna mientras lleva de la mano a una guaja que no levanta dos palmos. Viste como una pequeña Peggy Sue mientras sonríe con suficiencia al adulto que tira de ella. La fiesta del Descenso de Galiana empieza siempre en el patio del colegio Palacio Valdés, una especie de cocheras para 24 armatrostes amontonados, música de "chunda chunda", últimos retoques del maquillaje. "Dame un trago".

Tania González, una de las candidatas de Cambia Avilés, se abría espacio entre las carrozas. "No puedo bajar, tengo una voz...", explica. Los que sí que tienen previsto bajar son sus compañeros de candidatura: José Busto, Primi Abella, Llarina González... navegantes todos de "Una y pa casa", un submarino amarillo a todo meter que consiguieron levantar en "veinte días", explica Busto.

Los reyes del Goxu y la Faba, los de la peña "Jarra y Sedal", comieron ayer en el patio del colegio Palacio Valdés unas pizzas. Fueron 24 los que tenían previsto surcar los mares de espuma formados por seis cañones enormes. Viva la fiesta. Julia Broge, Paula Area, Adrián Gómez y Pelayo Fernández lo tienen todo listo. Fernández es una pura reencarnación de Freddy Mercury. Con capa real y todo.

Carlos Pumares es grandón y dirige "Empacha-Illas", que es una superdiscoteca. "Pone música Narci, el de la Quattro de toda la vida", comenta. Sus navegantes -cuatro decenas- son Alaska, Mario Vaquerizo, Pitbul, David Bisbal "y hasta Bob Marley". Música de todos los géneros es la que tiene que pinchar Narci que, ahí, aparcado bajo la cubierta lo da todo y chunda chunda. Los de Illas saben que la fiesta es inabarcable. Le pasa a la guaja vestida de Peggy Sue. Ahora vuelve a los boxes. El zombi ya no la lleva de la mano. Camina como si nada. Igual ha encontrado el antídoto.

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