Felipe Gala probó ayer por primera vez un oricio. Fue en el Festival de Bañugues, todo un clásico del calendario gastronómico asturiano. "Hemos acabado aquí de casualidad. Íbamos a la playa de Luanco y hemos visto en una glorieta información de la feria. Hemos cambiado el rumbo y para acá. Es la primera vez que como oricios, no sabíamos ni cómo partirlos. Están muy buenos, nos han gustado mucho", apuntó este segoviano que se encuentra de vacaciones familiares en Asturias. Y es que la cita bañuguera no solo conserva a los fieles seguidores, que repiten edición tras edición, sino que ya pesca visitantes de fuera de la región.

Lo confirma el concejal de Cultura gozoniego, Manuel Hernández, que también disfrutó ayer en familia de la segunda jornada del Festival del oricio de Bañugues. "Hay visitantes de Bilbao, Pamplona e incluso de Ibiza y Granada. En la Oficina de Turismo también están percibiendo más interés que otros años, tanto de gente de Asturias como de otras comunidades, sobre todo del norte de España", apuntó. Hernández opina que la promoción del festival ha contribuido a atraer más visitantes a esta 37.ª edición: "Se colgó un vídeo sobre el festival en Youtube y también formó parte de la campaña promocional que llevamos a Fitur (Feria Internacional de Turismo".

Tanto la carpa como las mesas al aire libre del recinto estuvieron ayer de bote en bote durante prácticamente todo el día, llegándose a producir hasta colas para obtener los tiques. "Esto va de maravilla. Llevamos desde el mediodía sin parar", señaló Esther García, portavoz de la organización.

La ovetense Dolores Gil García y sus padres María Dolores y José María destacaron la calidad del producto. "Están buenísimos. El día tan guapo que hace acompaña y están muy bien cocidos", señaló la primera.

El gijonés Miguel Álvarez y la sierense Liliana Álvarez se estrenaron ayer en el festival. Hicieron una ruta a pie por la costa gozoniega con parada para reponer fuerzas en Bañugues. "Los oricios están impresionantes", coincidieron.

Muchos debutaron ayer en la cita gastronómica gozoniega y otros se mantienen fieles a la tradición, como Rafael Álvarez Menéndez y Ascensión Cuesta. El matrimonio luanquín sostiene que lleva participando en el festival desde sus orígenes. "Antes esto era mucho más pequeño, cada año que pasa se extiende más. Hoy hay mucha gente de fuera, mañana seguro que vienen más de por aquí", apuntó ella. La pareja disfrutó de los oricios al natural, en crudo. "Llevo comidos muchos y estos están magníficos, todos uniformes y muy frescos", valoró él.

La carpa abrirá de nuevo este mediodía para servir los últimos oricios (provienen de Galicia por la veda en Asturias), que se venden a 16 euros la docena. También se preparan en tortilla, en pizza, en empanada y como relleno de pimientos.