La cantina de la estación de Avilés, la Cantina a secas para el común de los avilesinos, es un modelo de negocio que ha sido fiel a un lema desde sus orígenes: "Haremos solo lo que sepamos hacer bien". Y no le ha ido mal con esa filosofía desde que Edesia Rodríguez, la fundadora, firmó el 5 de marzo de 1939 el contrato leonino -una renta elevada y prebendas de precio para ciertos colectivos- que le permitía regentar un quiosco cercano a las vías del tren en el Avilés de la posguerra.

Ayer se cumplieron 80 años de aquella efeméride y el hijo de la fundadora y sucesor en el negocio, Arsenio Fernández Rodríguez, "Tito el de la Cantina", lo celebró por todo lo alto, reuniendo a un montón de amigos, con presencia de diversas autoridades locales, con la presentación de un libro de recuerdos incluida y, como no podía ser de otra manera en semejante templo del buen comer y beber, con profusión gastronómica.

Hombre metódico donde los haya, Tito bromeaba mientras recibía a los invitados haciendo ver que ni la coincidencia con la celebración del Martes de Antroxu ni la disputa del partido Real Madrid - Ajax de la Liga de Campeones le hicieron cambiar de idea en cuanto al día en que debía festejar los 80 años que lleva la cantina abierta: solo podía ser el 5 de marzo, ni hablar de mover la fecha. "Total, para cómo anda el Madrid casi será mejor no ver el partido", añadía socarrón este "merengue" confeso.

El acto lo presidió la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, que dedicó palabras elogiosas a la constancia empresarial de la familia de Tito y a la capacidad de emprendimiento de un empresario-hostelero que siempre se ha caracterizado por innovar en su sector y por dar a la clientela productos de máxima calidad a precios más que razonables. Monteserín, así mismo, reseñó la faceta de Tito como hombre "curioso", en el sentido de que es un coleccionista de anécdotas, sucedidos y vivencias del Avilés del siglo XX que ahora ha recopilado en un libro que ayer vio la luz publicado por la editorial Nieva e ilustrado parcialmente por Favila.

La prologuista del libro, que se titula "Curiosidades", es Pepa Sanz, la Cronista Oficial de Avilés, clienta desde hace muchos años de la Cantina y, según confesó, admiradora de la forma de trabajar de Tito. Sanz describió el establecimiento ya octogenario como "un sitio donde la vida late al ritmo del tren".

Entre los asistentes al 80.º cumpleaños de la Cantina pudo verse una amplia representación de políticos del PSOE, al presidente del Puerto, Santiago Rodríguez Vega; el capitán de la Guardia Civil de Avilés, Mariano Revuelta; la plana mayor de la Sociedad Económica de Amigos del País, varios empresarios con el decano de la comarca a la cabeza, Daniel Alonso; comerciantes, periodistas ya retirados del oficio como Francisco Álvarez-Buylla y Toni Fidalgo, hosteleros, artistas como el pintor Ramón Rodríguez, aficionados a las letras y una legión de clientes que, fruto del roce, Tito cuenta entre sus amigos.

Benjamín Lebrato, el editor del libro que compendia la memoria de Tito -o lo que es lo mismo, que propone un viaje por el Avilés de los últimos 60 años-, resumió no sin trabajo las 260 páginas del trabajo: "Contiene anécdotas locales, vivencias de Tito, colaboraciones del mismo Tito en la revista 'El Bollo', la historia de la Cantina, los proyectos que Tito ideó, tanto los que fructificaron como lo que fracasaron; fotos, recortes de prensa, crónicas de homenajes y actos significados celebrados en la cantina, la historia de la vinculación ferroviaria del local, apunte sobre las aficiones de Tito, que son docenas de ellas... En fin, que es de todo menos aburrido".

El anfitrión, hombre de más obra que palabras, agradeció la fidelidad de la clientela durante ocho décadas y prometió seguir añadiendo vagones al tren imaginario que ayer enganchó el número 80.