"Ir fumao a Latín era 'cool'. Tomé una serie de decisiones a los catorce o quince años que hicieron que tirara los 17 años siguientes de mi vida a la basura. Mi padre me dijo que mi abuelo se moría, me pidió que fuera a verle. Dije que sí, pero no fui. Cambié la despedida por una noche de fiesta. La verdad de la droga es que te hace sentir mala persona". Pedro García Aguado, excampeón del mundo de waterpolo y triunfador en los Juegos Olímpicos de Atlanta se mostró ayer así, sin fisuras, ante un auditorio de escolares de toda Asturias que casi llenó a rebosar el auditorio del Niemeyer, que acogió el congreso "Kliquers", una iniciativa de la Fundación Lo Que De Verdad Importa que se desarrolló en el Niemeyer con la colaboración de LA NUEVA ESPAÑA y al empuje, sobre todo, de la empresaria Flor Álvarez y del Ayuntamiento.

"Con mujeres como Flor es muy fácil gobernar esta ciudad: lleva a Avilés en el corazón", destacó Mariví Monteserín, la alcaldesa de Avilés, que se encargó de dar un saludo a los escolares de los colegios San Fernando (Avilés), Palacio de Granda (Siero), Amor de Dios (Oviedo), Loyola (Oviedo), Dulce Nombre de Jesús (Oviedo), Nuestra Señora del Buen Consejo (Avilés), de las teresianas (Oviedo); de los IES La Magdalena (Avilés), Menéndez Pidal (Avilés), Pérez de Ayala (Oviedo) y Roces (Gijón) y del centro tratamiento de adicciones ACDA (Avilés) y del centro de formación de Gozón.

Sin embargo, el encuentro de ayer no sólo sirvió para escuchar a un waterpolista de élite sin trampa ni cartón. El discurso de Miriam Fernández conmovió cuando contó cómo un grupo de compañeros de clase la utilizaron de peonza para su propio divertimento y también para humillarla. Fernández es cantante, pero antes de eso un médico la diagnosticó parálisis cerebral. "Mi familia se volcó conmigo. Tenía que levantar la cabeza. Me obligaban a que me moviera sola. Con esfuerzo, entrega y, sobre todo, con amor se puede salir adelante", aseguró la cantante que dio muestra de su talento sobre la escena versionando a Álex Ubago "a capella". "Todo lo que había aprendido en casa se rompió en el colegio", aseguró Fernández. Las humillaciones, el acoso escolar, aseguró, la llevaron a encerrarse en la habitación con sus peluches. "Ellos eran los únicos que me escuchaban cantar", apuntó. Fernández contó "parte de su vida" y dejó congelado al personal. "No sabía nada", reaccionó una de las adolescentes que acudió a una jornada de gravedad y, al tiempo, de estallido bailongo del comienzo del encuentro y también de su culminación.

"De nada sirve saber Matemáticas o Lenguaje si no sabemos respetarnos", apuntó el actor Jaime Reynolds, que fue quien sirvió de maestro de ceremonias de una jornada en la que también emergieron problemas como el consumo de droga o la lucha contra la violencia de género. Todo en voz de Pedro García, pero también de Fernández. "Consiguieron anularme, tenía el andador, ningún chico se fijaba en mí, pero aprendí que si no te quieres cómo eres, ¿cómo te van a querer los demás? Tenía que aceptarme, creer en mí misma", contó la cantante.

La intervención de Pedro García fue doble: una clase práctica de convivencia y un relato vital, el suyo, el del "fucker of the year", como se definió. "Pensaba que era el puto amo, el campeón olímpico... llegué al centro de adicciones y me bajaron al suelo. Yo no era un yonqui, los yonquis eran los otros", señaló el exdeportista y expresentador del programa "Hermano mayor". "No vengo aquí a deciros qué hay que hacer: eso lo tenéis que decidir vosotros", apuntó.

Sacó al escenario a dos chicos: a Sara y a Antonio. Lo hizo cuando llegó el momento de conocer cuáles son los talentos. "¿En qué sois buenos?", preguntó García. Uno de los chicos respondió a voz en grito: "En los estudios". "Eso, eso", respondió. "Pero quiero que venga al escenario alguien que me quiera mostrar lo que mejor sabe hacer". Así fue cómo los compañeros de Sara la animaron a descubrir su voz entera. Y Antonio hizo lo propio, pero para confesar que a él se le daba bien "el descaro". "Pues Sara, Antonio y yo estamos aquí para disfrutar de lo que a ti te sale mejor", apostilló García, capaz de embrujar a un millar de chavales que se llegaron a Avilés en autobuses.

Con timidez, después de dos horas largas, el millar de chavales salió del auditorio como para meditar bien sobre que se puede decir que no "a lo que no quieres hacer", pero también para decidir qué futuro es el que vendrá.