El juzgado de Primera Instancia número 3 de Avilés ha dictado una sentencia que obliga al fundador del Grupo Melca, José Luis García Arias, a abandonar la Quinta Pedregal, donde fijó su residencia después de que dos de sus hijos y su esposa le quitaran el control del holding en 2016. Salvo la presentación de un recurso en contra que le permita ganar tiempo, García Arias ha perdido el derecho a vivir en la Quinta Pedregal porque la Justicia estima la demanda que presentó la empresa Servicios Inmobiliarios Avilés (SIA) solicitando la anulación del contrato de arrendamiento del emblemático edificio, que había suscrito el empresario siendo la contraparte el hijo que se mantuvo del lado del padre en el conflicto familiar, Luis Miguel García Becerril, quien actuó en ese acto en calidad de apoderado de SIA.

Según manifiestan los responsables del Grupo Melca, "la sentencia no deja lugar a dudas: el contrato que firmó José Luis García Arias tenía como objetivo único permitir que se apropiase en exclusiva de la sede social de la mercantil en clara contravención del interés social". Además, añaden, "es nulo por falta de consentimiento, ya que debía haber sido autorizado por la junta de accionistas".

La sentencia, explican desde el Grupo Melca, "recuerda que la Ley de Sociedades de Capital obliga a los administradores a desempeñar el cargo con buena fe y en el mejor interés de la sociedad y explicita que obliga al administrador a abstenerse de realizar transacciones con la sociedad, un deber que García Arias incumplió de forma evidente porque el contrato se celebró en condiciones claramente antieconómicas ya que la renta que se autofijó García Arias era de la mitad del precio de mercado y le eximía, por la vía de los hechos, de los gastos corrientes".

El Grupo Melca expresa su satisfacción por esta nueva victoria judicial: "Los juzgados vuelven a darnos la razón. Dijimos que estábamos ante un contrato nulo de pleno derecho porque se había hecho en fraude de ley con el único propósito de beneficiar a José Luis García Arias. La operación se hizo con absoluta opacidad, sin la autorización del resto de socios, porque el objetivo era evidente: conseguir que García Arias se autoalquilara la Quinta Pedregal tras haber sido cesado como administrador de Melca".