"¡Menudo resbalón!" Esta exclamación es una de las más repetidas después del festivo Descenso de Galiana, donde se vierten unos 30.000 litros de espuma gracias a la mezcla de espumógeno y agua para deleite mayúsculo de los antroxeros. Si bien este año el Descenso batió récord de participación de artilugios -24 en total - y de público, también hubo quejas dirigidas a la organización: "Está bien que echen espuma, pero deberían retirarla una vez finalizado el Descenso. Es un peligro que Galiana, la plaza de España y parte de La Cámara estén llenas de espuma de madrugada porque la gente que va a la verbena puede sufrir caídas importantes".
El pasado sábado, en concreto, un joven de 26 años debió ser intervenido quirúrgicamente tras romper el ligamento y un hueso del tobillo derecho por una caída en El Parche. "Resbaló por culpa de la espuma cuando estaba en el concierto, hacia las 3 de la madrugada", explicó un allegado del joven herido, que se encuentra hospitalizado en el San Agustín y previsiblemente hoy recibirá el alta médica. "Nadie pide que se quite la espuma, pero lo lógico sería que se recogiera de alguna forma después del Descenso: si termina a las diez y media de la noche, acto seguido se podría pasar con una chupona o, al menos, baldear las calles afectadas". Este mismo vecino puntualiza: "En ciertas calles de Avilés se resbala en cuanto caen cuatro gotas de agua, con espuma son ya pistas de patinaje". En el Hospital San Agustín, entre tanto, no hay constancia de un aumento de ingresos en Urgencias por caídas o resbalones tras el Descenso de Galiana.
