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Grueso, sobre el trabajo de su exmujer en el Niemeyer: "Todo el mundo lo sabía"

El acusado restó importancia a que las cuentas no se aprobasen en plazo mientras dirigió el Niemeyer (el centro entró en concurso de acreedores y aún paga una deuda que superó los dos millones): "¿Las de 2008 n o se aprobaron en plazo? Imagino que en agosto los políticos tendrían cosas más importantes que hacer".

Y vino a decir que lo que recogen las actas de los patronatos (en los que se hace referencia a la liquidación de cuentas por parte del director del Niemeyer) son meros resúmenes protocolarios. "Si en un acta se dice que formulé las cuentas es protocolario. No es la obligación del director (...). Que esté en las actas no quiere decir que sea así".

Natalio Grueso ahondó en que para echar a andar el proyecto del Centro Niemeyer, acordó con Álvarez Areces trabajar con "voluntarios", con "colaboradores externos", dado que el volumen de trabajo requeriría contratar a "por lo menos diez personas". Entre esos colaboradores estaba su exmujer, la también acusada Judit Pereiro. "Habla cuatro idiomas, trabajó muchos años en relaciones internacionales y siempre me apoyó. Estaba hablado con el presidente (Areces) y los patronos, era una pieza clave sin sueldo. Era de conocimiento público que Judit colaboraba y trabajaba para la Fundación. Lo que me sorprende es que la Fundación, como sujeto jurídico, tenga la maledicencia de denunciarlo. La Alcaldesa (la ahora consejera Pilar Varela) no podía entenderse con nadie (en referencia a los visitantes extranjeros) y todo el mundo lo sabe", declaró.

La Fiscalía detalla en su escrito de acusación 24 facturas por servicios de viajes realizados por la mujer de Grueso con dinero del Niemeyer: "Ya es el colmo que además se tenga que pagar los gastos". Pero en las cuentas del centro también aparece una transferencia de 4.000 euros a nombre de Pereiro, por la que también fue cuestionado Grueso. "Consiguió traer a Woody Allen tres veces a Asturias. Hacía trabajos de un valor infinitamente más grande que esa transferencia (...). Quizá mi gran error en todo esto fue no haberle puesto un sueldo de 5.000 euros al mes y nos hubiéramos dejado de historias".

Grueso también atribuyó a varios de esos colaboradores externos algunas facturas que vienen a su nombre, pese a que disfrutaron de los servicios otras personas, y dijo que si aparecen viajes personales suyos en la contabilidad del Niemeyer, es porque José María Vigil no solo era su agente de viajes profesional, sino también en el ámbito privado. "La única factura (que hay en la causa) de un familiar es un billete a Madrid de mi hermano que es arquitecto y le pedí asesoramiento porque estábamos en conversaciones con un proyecto de arquitectura", dijo.

El exdirector del Centro Niemeyer, al que atribuyen presuntos delitos de malversación de fondos y falsedad documental, respondió a las preguntas del Ministerio Fiscal y del abogado que representa a la Fundación Niemeyer, Alejandro Riera, durante casi cuatro horas. Durante dos, lo hizo de pie. Tras un receso de quince minutos a mitad de sesión, cogió asiento. Negó cualquier irregularidad: "Me da igual que me hablen de viajes a Llanes o a Singapur. Es posible que haya alguna factura que se haya traspapelado porque el señor Vigil llevaba todos mis viajes particulares".

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