Puso por las nubes al resto de integrantes de se equipo (el que fue subdirector del Niemeyer, Joan Picanyol, y su jefe de producción, el acusado Marc Martí), a los que "se pagaba poco" para el ingente trabajo que tenían entre manos, como era poner un proyecto que al principio "no era más que una infografía" en el mapa mundial de la cultura. Según el informe del administrador concursal que consta en la causa, Grueso y los otros cinco contratados de su equipo cobraron de media 92.000 euros al año (el año de la inauguración del Niemeyer, el pago al personal superó el medio millón de euros, según ese mismo documento). "Hice numerosas presentaciones por medio mundo", aseveró.

A su modo de ver, el objetivo se cumplió con creces y enumeró los actos que se organizaron bajo su dirección así como los acuerdos que se alcanzaron con grandes instituciones. Se refirió, entre otros, a la celebración en Avilés del C-8 de (que reunió a representantes de los principales centros culturales del planeta) y una conferencia en el Niemeyer del programa de Educación y Cultural de la Organización de Naciones Unidas (coincidió con la inauguración de la cúpula). Y dijo que la colaboración en el "Bridge Project" supuso la entrada en el Niemeyer "en la Champions de la producción teatral mundial".

Para conseguir todo esto, tanto él como sus colaboradores tuvieron que hacer miles de viajes por las grandes capitales. Y, en parte, porque incluso resultaba "más cómodo, rápido y barato verse en París que en Asturias". Pero en el "Caso Niemeyer" aparecen, entre otras facturas sospechosas, más de 25 documentos de viajes de la exmujer de Grueso, Judit Pereiro que encubrían supuestos viajes de naturaleza personal. Entre ellos, las acusaciones se refieren a un viaje vacacional privado del matrimonio a Tailandia en 2009 con un coste de 4.329 euros. Grueso explicó que viajaron a Bangkok (previo paso por Londres) porque él trabajaba entonces en "la expansión del proyecto en Extremo Oriente" y aprovecharon para quedarse unos días. Aseguró que lo que se cargó de forma indebida al Niemeyer de ese viaje fue en realidad el billete a Londres de Pereiro. "Fue un error. Lo reconozco. Ni ella lo supo ni yo. Todos mis viajes desde hace 20 años los gestiono con Viajes El Corte Inglés", incidió.

En la primera sesión del juicio, en la que respondió al fiscal y al abogado de la Fundación del Niemeyer, Alejandro Riera, Natalio Grueso dijo no recordar muchas de las facturas por las que le estaban interrogando. Ayer, que respondió a su letrado, ofreció más detalles (portaba en la mano una nota con apuntes). Explicó que los 4.000 euros que recibió del Niemeyer su exmujer, Judit Pereiro, era en realidad su paga extra de diciembre de 2008 ("Fue ingresado a nuestra cuenta compartida").

Sobre la facturación de la agencia de viajes, expuso que se hacía de forma mensual (no factura por factura), de ahí que fuese complicado al cierre de los ejercicios ajustar los gastos con los servicios realizados y que no resulta extraño que se extraviasen documentos en los orígenes del proyecto: "No tenía ni oficina, trabajaba desde casa". Grueso respondió al interrogatorio de los abogados defensores durante unas tres horas. "¿Tenía pensado llevar a la quiebra a la Fundación años después?", le preguntó el suyo. "No, en ningún caso (...). No pude tener ningún interés en llevar a la quiebra un proyecto en el que me he dejado bastantes cosas", fue su respuesta.

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