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JAIME PÉREZ LORENTE | POLICÍA LOCAL DE SOTO DEL BARCO

El "poli" multiusos

Funcionarios como Jimi, el "chico para todo" del Ayuntamiento de Soto, obran el milagro de que grandes cosas funcionen en pequeños concejos

Jaime Pérez Lorente, en la plaza del Ayuntamiento de Soto del Barco. MARÍA FUENTES

Como policía local que es -y a mucha honra-, Jaime Pérez Lorente, popularmente conocido como "Jimi", patrulla, notifica, vigila, regula el tráfico y se encarga de la inspección urbanística en el concejo de Soto del Barco, donde tiene su plaza. Hasta ahí nada diferencia el trabajo que hace esta persona del que desempeñan otras muchas como él en Asturias. Lo que lo hace diferente y especialmente querido por los vecinos del municipio es la disposición, rayana en lo enfermizo según quienes le conocen, a echar una mano en todas las cuestiones de repercusión pública que le propongan e incluso en algunos proyectos de autoría propia.

Así, Jimi hace las veces de atrezzista del teatro de Soto -donde también lleva temas de mantenimiento y los días de espectáculo lo mismo se pone de portero que de acomodador-, colabora en la organización de las pruebas deportivas y fiestas del concejo, frecuenta los colegios para participar en programas educativos (o para cambiar fluorescentes fundidos), es el programador del cine Clarín, guía a los visitantes que se adentran en las trincheras de la desembocadura del río Nalón, es uno de los "manitas" que construyen la barca que arde en la foguera de La Arena la noche de San Juan y, en general, se ha convertido en un "poli" multiusos que lo mismo evacua a vecinos de Riberas cuando hay inundaciones que apaña una carlinga de avión para dar la máxima credibilidad a un simulacro de accidente aéreo como el que organizó el 112 de Asturias el pasado año en Soto del Barco. Jimi es como una navaja suiza, todo utilidades.

La vocación de servicio público que se le presume a todo funcionario es consustancial a Jimi desde que se puso por primera vez el uniforme azul hace tres décadas (tiene 56 años). La generosidad en la entrega a los demás forma parte de su ADN, quizás como consecuencia de haber nacido en una familia con mucha conciencia solidaria: su madre, Margot Lorente, fue concejala socialista de Soto del Barco y su huella en el ámbito de la cultura y la política social aún perdura. También le pudo haber influido el hecho de haber tenido dos hermanos con discapacidad psíquica en los que Jimi -en el papel de hermano mayor- se volcó como cuidador. O los estudios de Pedagogía dejados a medias, que le dejaron una especial querencia por el mundo de la infancia.

Sea como fuere, "Jimi es único e irrepetible; no diré imprescindible porque eso no lo es nadie, pero desde luego es activo fundamental de este Ayuntamiento". Son palabras del alcalde de Soto del Barco, Jaime Menéndez Corrales, coetáneo del policía, amigo a la vez que jefe y rendido admirador de la capacidad de trabajo -cien por ciento desinteresado- que despliega Jimi en beneficio de la comunidad. El Alcalde asegura que fruto del estrecho contacto laboral mantenido durante los últimos 28 años con Jimi "nos entendemos casi sin hablarnos" y destaca de él la empatía que muestra con el proyecto municipal, con la idea de hacer de Soto del Barco un lugar agradable para vivir -ahí está ese perenne anhelo de captar población- y con una oferta cultural y deportiva probablemente superior a la que debería corresponderle por tamaño y recursos económicos.

Cuando no llega el presupuesto, y en esto Jimi es un especialista, lo que procede es echarle imaginación. Junto a su inseparable aliado Antonio Rodríguez Álvaro, "Toño", otro empleado municipal, lo mismo monta el decorado para una obra de teatro con material reciclado que un ciclo de películas de Woody Allen con cintas prestadas.

Con semejante despliegue mediático -Jimi es en Soto del Barco como los fideos en la sopa, está por todas partes-, la gente conoce sobradamente su bonhomía, lo que podría dar pie a pensar que carece de la autoridad inherente a la condición de policía. Error: el respeto también se gana con el ejemplo y a este agente de la ley que se desvive por sus vecinos le basta hacer un gesto para poner orden. Es la recompensa de un funcionario que se entrega a su gente con todas las de la ley.

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