Los patronatos de la Fundación del Centro Niemeyer no eran más que unas reuniones "escasas y breves" en las que los patronos (entonces todos políticos, la inmensa mayoría del PSOE) no se interesaban por los números y solo se preocupaban de quien sería el próximo famoso en desfilar por Avilés de la mano de Natalio Grueso. Eso puso ayer de manifiesto ante el tribunal el exsecretario del patronato, el abogado José Luis Rebollo, que afronta dos años y tres meses de cárcel en el "caso Niemeyer" acusado de un delito societario continuado. "El patronato era un coro de políticos haciendo alabanzas a Natalio Grueso, preguntando cuándo venía Brad Pitt y con una total indiferencia en asuntos legales y contables", aseveró Rebollo. Incidió en que propuso de forma reiterada que la Sindicatura de Cuentas fiscalizase la entidad, pero la entonces presidenta del patronato (la exconsejera de Cultura Mercedes Álvarez) "se negó siguiendo el criterio del Principado". "Le dije, Mercedes, estáis haciendo una barbaridad", aseveró.

La sala de vistas de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial acogió ayer la cuarta sesión del juicio del "caso Niemeyer". Culminó el interrogatorio al agente de viajes José María Vigil (no aportó más novedades a lo dicho en la sesión anterior) y comenzó el de Rebollo. El abogado se representa a sí mismo y respondió a las preguntas del fiscal Alejandro Cabaleiro desde el estrado, reservado a los letrados defensores.

Expuso que la exconsejera Ana Rosa Migoya le encargó la constitución de la Fundación del Niemeyer en 2006, que sus funciones como secretario se limitaban a "levantar actas (de las reuniones) y custodiar la documentación" e incidió en que no prestó servicios jurídicos para la entidad hasta enero de 2011 ("yo no veía las facturas, no llevaba la contabilidad", insistió). Hasta entonces, expuso, no cobró por prestar servicios a la Fundación del Niemeyer ni dietas porque estar en ella suponía "algo de prestigio". "Pasaba facturas como servicio si implicaba a más personal de mi despacho", aseveró.

Como hizo con anterioridad el principal acusado (el exdirector del Niemeyer Natalio Grueso), José Luis Rebollo cargó contra los patronos y también nombró en varias ocasiones al expresidente del Principado Vicente Álvarez Areces, recientemente fallecido y cuyo nombre no salió a relucir durante la larga instrucción del caso. "El patronato, al final, es el PSOE. Quien funciona es el presidente del Principado. Se trataban los asuntos en los despachos, los patronatos eran un acto formal", afirmó. En todas las actas de los patronatos se recogen alusiones al director general (Grueso) y a la formulación de cuentas, según Rebollo "un formalismo" más.

No solo eso. Aseguró que las consejeras Encarnación Rodríguez, primero, y Mercedes Álvarez, después, le "pidieron expresamente" que las actas fuesen "lo más breves posible". El letrado ovetense incidió en que "los patronos tenían las cuentas con anterioridad a los patronatos" y que en esas reuniones no había preguntas sobre los temas económicos. Al menos hasta 2011 (el año de la inauguración del complejo cultural), "cuando el presidente del Principado ya estaba preocupado por la financiación". Esa preocupación fue el motivo, dijo, por el que se pidió una línea de crédito por medio millón de euros con Cajastur.

José Luis Rebollo aseguró que puso "toda la carne en el asador" para impulsar una comisión ejecutiva, una especie de organismo gestor intermedio para separar la gestión cultural de la económica. El objetivo era organizar el "gran desorden" detectado desde el punto de vista contable (entonces el Niemeyer debía a Viajes El Corte Inglés más de 250.000 euros, una cuarta parte del presupuesto anual del centro). Pero tampoco lo consiguió, al negarse los patronos privados (entonces Cajastur y la Fundación Masaveu) a formar parte de ese comité. "Las cosas habrían funcionado de otra manera", afirmó.

Fueron muchas las preguntas que le planteó Cabaleiro sobre correos electrónicos cruzados en 2011 con Mercedes Álvarez, en el que Rebollo resta importancia a la aprobación de las cuentas de 2010 pese a la "preocupación" manifestada por la Consejera, que pregunta de forma reiterada por la auditoría que estaba realizando KPMG. Esa auditoría presentaba salvedades (incidencias) y según Rebollo el patronato quería aprobar las cuentas en plazo. Por eso propuso hacer un ajuste en las cuentas de ese año indicándolo solo en la memoria (no en el informe de auditoría). "Si lo quisiera ocultar, no lo habría puesto en la memoria", aseveró.

En el interrogatorio también se hizo referencia a un viaje a Barcelona, con motivo de un espectáculo en El Liceo de la bailaora María Pagés (agosto de 2011), en el que participó la exmujer de Rebollo. El abogado iba a cerrar con Grueso detalles de la producción "Utopía". "Entré en cólera cuando Natalio invitó a mi mujer. Llamé a José María Vigil para que pasase a mi cuenta el viaje. Ese billete lo pagué yo. Entiendo que se ha facturado dos veces", aseveró.