El exsecretario del patronato de la Fundación del Centro Niemeyer, José Luis Rebollo, aseguró en la quinta sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial que el trabajo que realizó para la entidad no le reportó "ningún beneficio adicional" ("En 2011 la facturación de mi sociedad cayó y en 2012 se desplomó por el daño reputacional"). Es más, manifestó su "arrepentimiento" por no haber dejado su puesto en septiembre de 2011, el año de la inauguración del complejo de la ría y en el que Foro llegó al Gobierno del Principado. "Tenía que haber dimitido y haber dejado a la Fundación tirada. Seguí por responsabilidad profesional. Para mí fue un calvario auténtico", aseguró al tribunal. Gracias a su labor, apostilló, se rebajó la deuda de la entidad: "Se reclamaban 2,2 millones de euros (por revocación de subvenciones ya con Foro en el Gobierno) y se bajó a 800.000 por mi actuación".

La sesión de ayer estuvo dedicada en exclusiva al interrogatorio de José Luis Rebollo, que afronta dos años y tres meses de prisión como presunto cooperador necesario en un delito societario continuado en el "Caso Niemeyer", que se abrió en diciembre de 2012 por una denuncia de la exconsejera socialista Ana González. Respondió a las preguntas de todas las acusaciones, incluidas las de Foro (la letrada Teresa Domínguez ejerce la acusación popular en representación del partido).

En la vista se leyeron varios correos electrónicos del primer semestre de 2011 entre el acusado y la exconsejera de Cultura y expresidenta de la Fundación del Niemeyer, Mercedes Álvarez. En ellos la socialista parece preocupada por las cuentas (le pregunta en varias ocasiones por ellas) y Rebollo responde: "Entiendo tu preocupación (...) Estarán en mayo o junio (...) De hecho entiendo que las cuentas ya están y entiendo que no van a ser un problema". El acusado dijo al respecto que la Consejería no había firmado "la carta de recomendaciones", documento imprescindible "para firmar el informe de auditoría".

Mucho se habló en el juicio de la auditoría que estaba realizando por esas fechas KPMG. El exsecretario del Niemeyer reiteró que su despacho no se hizo cargo de la contabilidad del centro hasta enero de 2011 (antes esta tarea lo tenía encomendada una contable que está citada como testigo) y reconoció que se trabajó en las cuentas del ejercicio anterior en paralelo a los trabajos de auditoría que estaba realizando KPMG. Pese a que esa auditoría ya detectaba salvedades (incidencias), Rebollo señaló que hasta 2012 no percibió la posibilidad de irregularidades (quien se encargaba de la contabilidad, insistió, era un trabajador de su despacho). "En febrero de 2012 sí empezamos a tener dudas de que, a lo mejor, los coches no circulaban por la derecha, dudas que antes no habíamos tenido", afirmó. Dijo haber percibido "desorden", nada más.

Sobre esa misma auditoría, se le cuestionó sobre si los auditores tenían conocimiento de que por esas fechas la Fundación del Niemeyer ya tenía reconocida una cuantiosa deuda con Viajes El Corte Inglés (por servicios prestados pendientes de pago): "Estoy seguro de que los auditores tuvieron conocimiento de ese reconocimiento de deuda", señaló. Pese a que no consta en las actas de los patronatos, según trascendió en el juicio, Rebollo aseguró que los patronos estaban al tanto de esas cuestiones.

Numerosas están siendo también las alusiones al trabajador del despacho de José Luis Rebollo al que se le encomendó la contabilidad a partir de enero de 2011 y que también está previsto que declare en calidad de testigo en el juicio. "Sacad con cuidado lo que falta en la oficina de al lado, que nos pillan", escribió Rebollo a dos trabajadores de su despacho el 3 de febrero de 2012, cuando la batalla sobre la gestión del complejo estaba en su momento álgido. El acusado aseveró que este mensaje "era por una mudanza" y que utilizó un "lenguaje coloquial". En otro correo, el trabajador del despacho que llevaba la contabilidad del Niemeyer escribe al agente de viajes también acusado : "Aquí lo que es crucial es lo de los abonos de 2010, necesito que me digas cuales se hicieron para tapar un gasto excesivo y cuales son de verdad. De esos abonos para tapar, necesito saber si se llegó a emitir factura posterior a 2011". Rebollo, que pidió al tribunal en la fase de cuestiones previas que esos correos no fuesen considerados como prueba, no supo explicar a qué se refería este correo. "Miguel (el trabajador en cuestión) tenía mi confianza", dijo. En la vista trascendió que este empleado remitió una carta el 6 de junio de 2013 a la inspección regional de la Agencia Tributaria que dice, según se leyó en el plenario: "Mi puesto de trabajo estaba subordinado a José Luis Rebollo actuando siempre bajo su orden y dirección, tanto en los trabajos para clientes como en los asuntos internos del despacho en su capacidad de director". "Si no se tienen todos los correos queda descontextualizado", aseveró Rebollo durante la sesión.

También hubo referencias al intento del cambio de los estatutos de la Fundación del Niemeyer en junio de 2012, cuando el gobierno socialista de Vicente Álvarez Areces ya estaba en funciones tras la victoria de Francisco Álvarez Cascos (Foro). Según la versión de José Luis Rebollo, lo que se pretendía con ese cambio estatutario era dar un mayor peso a los patronos privados sobre los públicos y que la presidencia de la entidad no fuese un cargo político sino del mundo de la cultura (se eligió al productor musical Manolo Díaz). Según Rebollo, "se empezó a hablar de esa reforma a finales de 2010" con el objetivo de conseguir patrocinios privados que no se lograban "por el control público de la Fundación". Siempre según su relato, esto llevó a discrepancias entre el entonces presidente del Principado Vicente Álvarez Areces y el entonces secretario general de la Federación Socialista Asturiana, Javier Fernández. El primero era partidario de dar un mayor peso a los patronos privados y el segundo de continuar con el modelo que estaba vigente, según el acusado. A preguntas del defensor de Natalio Grueso, Fernando Burgos, Rebollo señaló que "el desfase de tesorería se acercó al millón de euros por la inauguración" del centro ("Se organizó un cóctel para mil personas, las butacas estaban sin poner en el auditorio") e hizo referencia a un fraccionamiento de contratos por parte de la Consejería de Cultura (33 de 12.000 euros cada uno). Añadió que con Cascos en el Gobierno se produjo un "daño inmediato" al Niemeyer, por la prórroga presupuestaria y la revocación de subvenciones.