A los jóvenes les preocupa la salud mental. Algo menos de una veintena, con edades entre los 16 y 21 años, integrantes del Grupo de Participación Juvenil del programa municipal El Patio, han ahondado en la depresión y la ansiedad al detectar que afecta a personas jóvenes de su entorno. Ayer, en un acto en el Centro de Mayores de Las Meanas, presentaron las conclusiones de un proyecto iniciado en octubre, con un acto lúdico que incluyó la representación de varias escenas teatrales basadas en el tema estudiado.

La escasez de recursos en las áreas de salud mental ha sido una de las principales conclusiones a las que han llegado los jóvenes tras participar en un taller con una psicóloga y educadora para conocer las dimensiones que tiene el sufrimiento psicológico, buscar datos y biografía, y entrevistar a diferentes profesionales del ámbito sanitario. "En Asturias, el número de psicólogos por habitante es muy bajo, lo que conlleva que los servicios de salud mental no puedan hacer frente a tratamientos terapéuticos adecuados con personas que no se encuentren en fases graves o muy graves ", indicaron ante un salón de actos lleno de público. "Las personas jóvenes con síntomas de depresión y ansiedad leves y moderados se encuentran con plazos de espera muy largos entre visitas al psicólogo público; los que pueden acuden a consultas privadas", añadieron.

Asimismo, observaron un consumo muy alto de psicotrópicos (ansiolíticos y antidepresivos). "Entendemos que se receta gran cantidad de estos medicamentos como una solución temporal que se convierte en crónica al utilizarse para reducir los síntomas y no para solucionar los problemas que dan origen a estas situaciones", relataron.

La investigación llevada a cabo también puso la mirada en los centros educativos. "Creemos que no existe en Secundaria una figura para dar soluciones a este problema, ya sea detectándolo y derivando a otros profesionales, ya sea apoyando a los alumnos en su sufrimiento, o previniéndolo. Tampoco hay información para quienes están en esta situación y cuantos lo sufren se sienten fuera de lugar y sin solución", manifestaron los integrantes del Grupo de Participación Juvenil coordinado por Paula Nieto.

La estigmatización de los tratamientos y el papel que representa el entorno familiar fue otros aspectos abordados por los autores del proyecto. "El vínculo entre padres e hijos suele ser esencial para entender los trastornos y sus orígenes; sin embargo, en la adolescencia la relación se deteriora y dificulta que la familia pueda detectar esos síntomas en los hijos".

Otra cuestión que percibieron los jóvenes es la existencia de más mujeres que hombres con trastornos de ansiedad. "Puede tener múltiples causas, entre otras, el uso de otros consumos en la población masculina", concluyeron.