"Si no tienes coche, en esta zona estás muerto, ya que pasan muy pocos autobuses al día", comenta Belén Fernández Rodríguez, vecina de Zeluán, cuya vivienda se encuentra a pocos metros de la marquesina que sirve de protección a los usuarios de la línea de autobús que discurre entre Avilés y Xagó y que cuenta con seis servicios de lunes a viernes. Los fines de semana, el número se reduce aún más, apuntan los representantes de la Asociación Enlaze, para recordar los años (entre los sesenta y mediados de los ochenta) en los que circulaba por la carretera de la parroquia de Laviana un vehículo de pasajeros cada sesenta minutos.
"Entonces, los autobuses iban llenos y eran de los grandes; ahora algunos pasan vacíos, todos tenemos coche y la población ha menguado", observa Amado González, para lanzar unas palabras de respeto y admiración hacia Ricardo Fernández Suárez, propietario de Autos Roces junto a su hermano Roberto (ya fallecido), empresa que puso en funcionamiento hace 57 años la citada línea con un Pegaso Monotral, sin chasis, y que debido al mal estado de la carretera, sólo duró dos años, relata Amado González. Faustino González, por su parte, aún tiene grabado en la memoria otro autobús de la misma línea conocido como La Panera, de dos pisos.
Rico, como se conoce al empresario del transporte de viajeros y ex alcalde de Avilés, "se portó muy bien con esta zona quizás por ser del concejo; nos ponía las excursiones a buen precio, tanto las que organizaba Don Silverio Díaz, el párroco, como las rutas de montaña que programábamos desde el Club Juvenil,", comenta Francisco Muñiz. El vicepresidente de Enlaze destaca la mejoría que vivió el entorno al tener conexión con Avilés. "Mi madre siempre cuenta que antes de haber autobús atravesaban el malecón en madreñas y luego cruzaban la ría en una barca para, al llegar al muelle, coger el tranvía hasta la ciudad".
