En su ánimo de recrear con el mayor realismo posible el episodio bíblico que da nombre a su hemandad -"El beso de Judas"-, los cofrades que protagonizan la procesión matinal de Jueves Santo llevan colgada de los cayados en los que se apoyan una talega (saca de arpillera), un objeto que es el antecedente de las actuales billeteras. En su interior deberían de ir 30 monedas, las mismas que cobró Judas Iscariote por traicionar a Jesucrito, pero sorprendentemente pocos son los cofrades que llevan tal cantidad. Algunos, de hecho, hasta van con la saca vacía. En cuanto a la elección del tipo de monedas usadas, predominan los euros en varios de sus formatos, pero algún cofrade usa otras divisas por motivos sentimentales o por cuestión estética.
Como curiosidad: cada una de las 30 monedas de plata que cobró Iscariote equivalía a un denario romano; homologando el salario medio de un soldado de la época (225 denarios al año) con el de un militar contemporáneo, el precio actualizado de la traición sería de unos 3.000 dólares. (2.670 euros).