La mayoría de los hombres, cuando pasan de los 50 años, se dan cuenta de que su próstata empieza a crecer sin que aún a día de hoy se sepa de forma clara el motivo por lo que se produce.

La próstata es una glándula que envuelve o rodea a la uretra al salir de la vejiga, y cuando crece con la edad, produce unos síntomas, que pueden precisar para su resolución de una intervención quirúrgica.

Síntomas más habituales por la hiperplasia benigna de próstata.

Entre estos síntomas que pueden llevar a un hombre a pasar por el quirófano están los siguientes:

-Dificultad para iniciar la micción.

-Aumento de la frecuencia miccional.

-Sensación de vaciamiento incompleto de la vejiga.

-Infecciones de orina.

-Urgencia miccional, a veces con perdida de orina.

-Hematuria o sangrado con la micción.

-Posibilidad de retención urinaria.

-Formación de cálculos en la vejiga.

Tradicionalmente, las técnicas quirúrgicas más usadas han sido la adenomectomía o extirpación con cirugía abierta de la próstata, intervención que conlleva riesgo de sangrado y la estancia aproximada de una semana en el hospital; y la RTU (Resección Transuretral), la cual se hace a través de la uretra y se indica en próstatas mas pequeñas. El tiempo de hospitalización medio de esta es de unos 3-4 días, aproximadamente. Estas técnicas, aunque eficaces, son mas cruentas, que las que se llevan a cabo con láser.

Desde hace unos años, se ha introducido para estas patologías la cirugía con láser. Esta tiene la finalidad de evitar sangrados y recortar el tiempo de hospitalización, mejorando la recuperación y la morbilidad de los métodos de cirugía clásicos.

Debido a su exclusiva longitud de onda, el láser Tulio puede actuar sobre el tejido prostático, de la forma mas optima y eficaz posible en comparación con otros láseres. Asimismo, la extracción de los fragmentos, permite el estudio anatomopatológico de la próstata extraída y descartar la posibilidad de un tumor oculto no sospechado.

Ventajas de la cirugía con láser Tulio

Entre las numerosas ventajas que ofrece esta técnica destacan las siguientes:

-Corta estancia en hospital. Suele ser de menos de 24 horas.

-Menos sangrado. No hay prácticamente riesgo de transfusión, siendo además ideal en pacientes que son testigos de Jehová y en los anticoagulados.

-Rápido periodo de recuperación. El paciente puede reintegrarse muy pronto a su vida social y laboral

-Bajo índice de complicaciones. Prácticamente el riesgo de incontinencia y de disfunción eréctil tras la cirugía es inexistente, o de un 1%.

-Escasas molestias tras la retirada de la sonda.

Más información: https://www.urologiacastellanos.es/