Los patronos de la Fundación del Centro Niemeyer no analizaban "al detalle" la contabilidad de la entidad que dirigió Natalio Grueso, ahora acusado de varios delitos, desconocían que las cuentas se fueron aprobando un año tras otro fuera de plazo y no dudaron de la gestión económica del anterior equipo porque "era evidente en qué se gastaba el dinero", según explicó ayer la exalcaldesa de Avilés, Pilar Varela.

La ahora consejera de Servicios y Derechos Sociales, que declaró ante el tribunal que juzga en la Audiencia Provincial el "Caso Niemeyer" en calidad de testigo, dijo que no conoció la deuda real del centro hasta 2012 (cuando se encargó a Deloitte una auditoría sobre varios ejercicios) y negó que el patronato mostrase desinterés por las cuestiones económicas, como manifestó el acusado José Luis Rebollo. "Es ridículo decir que el patronato solo se interesaba por las personalidades que iban a venir a Avilés", señaló.

Pilar Varela respondió durante más de tres horas y media a las preguntas de las acusaciones y de los abogados defensores. Incidió en que la redacción de las cuentas anuales correspondía al director general (Natalio Grueso) y las presentaba al patronato la presidenta de la Fundación (las sucesivas consejeras de Cultura). Las cuentas, incidió, no eran una preocupación para los patronos porque "era evidente en qué se gastaba el dinero, aunque no lo analizaba al detalle en los libros de contabilidad". Se refería a los actos culturales que se celebraron en Avilés ya antes de la inauguración del centro cultural de la ría y a los viajes y desplazamientos de los gestores del Niemeyer para promocionarlo.

Nadie cuestionaba entonces en el patronato el trabajo del director general. Al contrario, Grueso recibía felicitaciones "por todo, por el desarrollo de actividades con un presupuesto no demasiado elevado". "Todos considerábamos que Natalio Grueso lo estaba haciendo muy bien, también Vicente Álvarez Areces", señaló. Sobre el expresidente del Principado, dijo también que solía participar en los patronatos ("El Niemeyer era un proyecto importante para el Principado y por la relevancia de la gente que participaba en las reuniones"), pero que "nunca" dio una instrucción en esas reuniones.

En varias ocasiones se cuestionó a Pilar Varela sobre su conocimiento de los salarios que percibían los gestores del Niemeyer, una cuarta parte (unos 250.000 euros) del presupuesto total del centro. Su última respuesta al respecto fue: "No sé exactamente lo que cobraban, esa decisión la habrían tomado otras personas. Nunca entré en eso".

Sobre los problemas de liquidez de la Fundación (los acusados señalaron que los patronos no cumplían con los pagos comprometidos), reconoció que el Puerto no cumplió con sus previsiones iniciales, pero que el Ayuntamiento sí que lo hizo. Varela dijo no recordar haber tratado en ningún patronato la deuda de la Fundación del Niemeyer con Viajes El Corte Inglés, aunque sí en alguna ocasión pidió "explicaciones a la presidenta". "Me dijo que se hacían muchos viajes", señaló.

Varela tuvo conocimiento de que los gestores habían reconocido una deuda con dicha agencia próxima a los 700.000 euros en junio de 2012, después del conflicto con el Gobierno de Francisco Álvarez Cascos (Foro) y de que trascendiesen los exámenes realizados con posterioridad a las cuentas, ya con el PSOE de nuevo en el Gobierno. "Rebollo (el exsecretario de la Fundación y también imputado) no nos informó de eso", aseveró la exalcaldesa.

La abogada Teresa Domínguez, que ejerce la acusación popular en nombre de Foro Asturias, dijo que cuando se inauguró el Niemeyer ni siquiera se había formalizado la cesión de la finca al Principado e intentó ahondar en las reformas de los estatutos de la Fundación. El magistrado Javier Domínguez Begega interrumpió el interrogatorio: "Los intríngulis políticos no le interesan al tribunal".

La participación de la exmujer de Grueso, la también acusada Judit Pereiro, en los actos del Niemeyer era vista con normalidad entre los patronos, según expuso Varela: "Acompañaba a personalidades que venían a Avilés, como Woody Allen, Yo-Yo Ma o Vinton Cerf, traducía (...) Nunca se preguntó si estaba a sueldo de la Fundación y nunca se nos dijo que estaba viajando".