La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un sector de actividad económica con el agua al cuello

Ser propietario del local, clave para no tener que bajar la persiana

"Los que pagan hipoteca o renta son los que cierran", afirman los autónomos, que aseguran resistir para alcanzar la jubilación

"Aguantar hasta la jubilación, como sea". Este es uno de los principales motivos por el que muchos autónomos avilesinos siguen levantado la persiana de su negocio día tras día. Aseguran que sobrevivir es tarea difícil hoy en día. "Sólo los que tienen el local pagado pueden hacerlo con cierta tranquilidad", afirman.

El descenso en las ventas de los últimos años ha hecho que la rentabilidad de más de un pequeño negocio sea, cuanto menos, dudosa. En muchos casos ya no se buscan nuevos clientes. Ni mucho menos innovar. Sólo agotar los días hasta llegar a la jubilación.

"Los que tienen hipoteca o renta son los que cierran. Los que ya tienen el local pagado son los que resisten", resume Patricia Oreña, presidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos de Asturias, sobre la cruda situación que vive el pequeño comercio.

Ésta es la situación de Guadalupe Álvarez, como podría ser la de cualquier otro. "Aguantamos con lo que se vende aquí y con los sueldos que llegan en casa", explica esta autónoma que lleva 25 años subiendo y bajando la persiana de su negocio de ultramarinos en El Carbayedo, quince en Doctor Marañón y ahora diez en Jiménez Díaz. Los mismos que le quedan para alcanzar la jubilación.

Aunque ve el futuro oscuro, Álvarez no tiene dudas de que llegará a la jubilación. La clave está en que el bajo es de su propiedad. "Es lo que me hace verlo viable", confiesa sobre un futuro cuya principal ambición no es crecer ni buscar una clientela más joven, sino "ir tirando".

El mismo secreto mantiene abierto la tienda de ropa de Belén Matés, también en el Carbayedo. "Si tuviera que pagar alquiler o hipoteca me resultaría mucho más difícil", asegura la empresaria, que lleva 26 al frente de un negocio que heredó de sus padres, que lo trabajaron otros 19 años. En este periodo, asegura que "el panorama cambió muchísimo". "No había ni centros comerciales y ahora tenemos que enfrentarnos hasta a internet", asegura Matés.

Pese a la alargada sombra de los gigantes de la red, para la empresaria el principal problema al que se enfrenta el comercio local avilesino es el envejecimiento de la población. "Cada vez hay menos gente y los mayores consumen menos que los jóvenes", explica sobre una realidad que cuenta por experiencia propia: "Mis amigos y mis hermanos tuvieron que irse en busca de un futuro mejor.

Por ello, y aunque cree que en Avilés "hay sitio para todos", ve el futuro poco esperanzador. Eso sí, tiene muy claro que la receta para sobrevivir pasa por "conocer al cliente y cuidar mucho al público".

Compartir el artículo

stats