"Soy el famoso Marcelino y por cada cosa que se hace mal por ahí me culpan a mí. Yo paro cerca de ese estanco y si solo por eso me quieren condenar a mí, que baje Dios y lo vea". Con estas palabras se defendió ayer el hombre acusado por robar en compañía de otro (no identificado) en un estanco de la avenida de Santa Apolonia en septiembre de 2016. El Ministerio Fiscal mantuvo la petición de cuatro años y medio de prisión tras escuchar el relato del supuesto atracador y los testigos. El abogado de la defensa, Carlos Villar, solicitó la libre absolución de su cliente: "No hay pruebas suficientes y en un estado de derecho no se pueden tener cabezas de turco".

El presunto ladrón aseguró ser cliente del estanco, pero negó cualquier relación con los hechos ocurridos a eso de las ocho de la tarde del 1 de septiembre de 2016 en un estanco de Santa Apolonia. "Solo fui allí a comprar, yo no atraqué ningún estanco. Me veo implicado por la puta cara", declaró ante el juez del Penal número 2 de Avilés. El propietario del estanco, a su vez, ofreció un relato de los hechos. "Aquel día acababa de cerrar, hice caja, metí el dinero en la bolsa y apagué la luz. Con la luz apagada se me echó encima un señor que llevaba sudadera, gorra, tejanos y me echó spray, que luego supe que era de pimienta. Mi primera intención fue retenerlo. En la calle había otra persona que vestía bermudas, y marcharon los dos. Yo pedí ayuda a un fisioterapeuta que tiene la clínica próxima al estanco y me desplomé. A los días, una vecina me dijo que había visto a Marcelino rondando por el estanco, pero también me dijeron quince nombres más. Después de aquello, pasé días horribles", reconoció este hombre, que calculó que los asaltantes medían 1,75 centímetros de estatura.

Otra testigo que declaró tras el biombo para no ser identificada por el presunto ladrón reconoció que el día de los hechos vio al ahora investigado en una zona próxima al estanco, aunque no pudo aclarar si se dirigía al puesto de expendeduría de Santa Apolonia o no. Los testigos (incluido un agente de la policía Nacional que participó en la investigación de los hechos) aseguraron que las imágenes obtenidas de la cámara de seguridad del local eran "de mala calidad". "Después de verlas no pude identificar a nadie", reconoció ante el juez el propietario del estanco, que estaba solo en el local cuando ocurrieron los hechos.

El Ministerio Fiscal mantuvo que, sobre las 20.04 horas del 1 de septiembre de 2016, el acusado, actuando de común acuerdo con otra persona no identificada, acudió al establecimiento Estanco 25, en la avenida de Santa Apolonia. Mientras el acusado se quedaba fuera en actitud de vigilancia, el otro hombre entró en el local y, tras rociar a su propietario con spray de pimienta, le arrebató la recaudación que llevaba en la mano. Siempre según consta en el escrito de Fiscalía "se produjo un forcejeo entre ambos, por lo que el acusado acudió en su ayuda". Se llevaron 2.500 euros. El perjudicado renuncia a la indemnización que pudiera corresponderle por estos hechos, ya que ya fue indemnizado en parte por su seguro. La compañía reclama 1.149,64 euros. La Fiscalía considera que los hechos son constitutivos de un delito de robo con violencia de los artículos 237 y 242.1 y 2 del Código Penal. Concurre la agravante de reincidencia. Y solicitó que se condene al acusado a 4 años y seis meses de prisión e de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena. El abogado de la defensa pidió la libre absolución de su defendido "No hay pruebas", reiteró. El caso quedó visto para sentencia. En una última intervención, el presunto atracador aclaró: "Yo no soy culpable, si lo fuera lo diría. Pero soy el famoso Marcelino, y de cada cosa que se hace por ahí me culpan a mi".