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El humedal de Zeluán recibe un insólito aluvión de aves migratorias

El viento favorece la arribada de pájaros rumbo al Ártico, cuyo viaje resulta más fatigoso con el aire de cara

Un grupo de aves, alimentándose ayer por la tarde en la ensenada de Llodero. JULIÁN RUS

Los naturalistas y en especial los aficionados a la observación de aves se frotan los ojos estos días por el inusual espectáculo que ofrece el Monumento Natural de la Charca de Zeluán y la Ensenada de Llodero. Si bien es cierto que estos días de mayo son de los más propicios del año para la actividad ornitológica, esta semana ha concurrido una circunstancia que ha multiplicado el número de pájaros que hacen escala en Avilés en sus viajes transcontinentales. Ese fenómeno no es otro que la predominancia de vientos de componente Este, que soplan de frente al avance de las bandadas de aves fatigando a los miembros de las mismas y obligándolos a hacer más escalas para reponer fuerzas en humedales como el del tramo bajo de la ría de Avilés.

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Pájaros en la charca de Zeluan y ensenada de Llodero

Las previsiones meteorológicas apuntan a que el viento no rolará hasta el jueves, por lo que incluso hoy se espera la llegada de nuevas bandadas y los expertos creen que mañana, probablemente, se producirá una marcha masiva de aves con el depósito alimenticio bien cargado. "Ayer (por el lunes) se contaron más de 3.000 aves de diferentes especies llegadas a Zeluán y Llodero y hoy (por el martes) es fácil que se repita esa cifra. No constituye un récord histórico de observaciones en la ría de Avilés porque las poblaciones de aves migratorias están decreciendo como consecuencia del calentamiento del Ártico y va a ser difícil reeditar campañas migratorias como las de hace diez o más años, pero sin duda es una de las mejores primaveras recientes, una auténtica gozada para los ornitólogos y, en general, para los amantes de la naturaleza", comenta César Álvarez Lao, del grupo de ornitología Mavea.

Los entendidos en aves han avistado rarezas como grupos de correlimos gordos, un pájaro que no suele dejarse ver en Asturias porque viaja a Mauritania a Groenlandia con una sola escala en Holanda: "El sobreesfuerzo de volar contra el viento del Este les obliga a parar para descansar y reponer energía mediante la ingesta de alimento", explica Álvarez Lao. También se observan andarríos, azulones, zarapitos, espátulas, chorlitejos, cigüeñuelas y decenas de especies limícolas y acuáticas.

Las aves migratorias encuentran en la ría avilesina una relativa paz y alimento, justo lo que necesitan para completar su viaje a las regiones árticas. De ahí que desde Mavea se insista en la necesidad de no molestar a estos animales acercándose a ellos con la excusa de hacerles fotos; para satisfacer la curiosidad del gran público, Mavea organiza talleres ornitológicos en los observatorios existentes al efecto en Zeluán.

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