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Trasona, en vilo por dos pequeñas

El pantano "no es peligroso", afirman los rescatadores de las niñas

"Ha sido una desgraciada coincidencia, en 20 años solo recuerdo dos ahogamientos", señala Javier Álvarez

Javier Álvarez, "Baviti", a la izquierda, y Ramón González, ayer, en la zona de los hangares de piragüismo del embalse de Trasona. RICARDO SOLÍS

Aún impresionados por lo que ocurrió el miércoles, Ramón González, entrenador de piragüismo del Náutico Ensidesa, y Javier Álvarez, "Baviti", técnico de los Gorilas de Candás, volvieron ayer al embalse de Trasona para entrenar a sus pupilos. Fueron dos de las personas que auxiliaron a las dos pequeñas que cayeron al agua mientras celebraban un cumpleaños. "Sabíamos que no podríamos reanimarlas, estaban muy mal, lo que intentábamos era que la sangre circulara mientras llegaba la ambulancia", explicó ayer Álvarez, que se encargó de reanimar a una de las niñas, mientras González, hacía lo mismo con la otra (ambos acompañados por otros piragüistas veteranos). "Yo estaba a lo mío, no me di cuenta de que había otra niña hasta después de un rato", añadió el entrenador del club candasín. Con todo, ambos insisten en que el pantano "no es peligroso". "Que muriera un pescador hace unos días y ahora lo de estas dos pequeñas es una desgraciada coincidencia; en 20 años que llevo viniendo al pantano, solo recuerdo dos ahogamientos", sentenció Álvarez.

A Ramón González le tocó reaccionar primero. Fue el que encontró a las dos niñas "flotando boca abajo" mientras paleaba por el pantano en su piragua. Recuerda que no vio a las pequeñas hasta casi estar encima: "Casi me paso de largo, pensé que eran peces, como vemos muchas veces. Mi mujer -que iba con él en la embarcacion- quedó en shock, me vio saltar al agua y de repente le puse una niña en brazos, luego me volví a ir nadado y ella pensó 'pero éste, ¿adónde va ahora?', cuando me vio con la otra niña". Fueron ellos los que avisaron a las familias cuando consiguieron tocar tierra con las pequeñas.

"Fue una suerte que Ramón pasara por allí, porque debían ser los únicos que quedaban en el embalse. De hecho, si el accidente del pescador y éste hubiesen sido una hora antes, el agua estaría llena de piragüistas, incluso el pescador podría haberle pedido alguno que le acercara la caña, que a veces pasa", explica Baviti. Que él y sus pupilos estuvieran también en el lugar para ayudar a reanimar a las niñas también fue una coincidencia: "Pasábamos con la furgoneta y oímos gritos. En un primer momento pensamos que eran los normales de una juerga, pero enseguida nos dimos cuenta que no eran ese tipo de gritos, dejamos la furgoneta y echamos a correr".

"Recuerdo que una de las dos había dejado las cosas en la orilla, pero a la otra la sacamos con el bolso puesto", comentó Ramón González. Y es que los dos sospechan que las pequeñas estaban jugando en la rampa de hormigón cuando cayeron al agua. "Es un sitio en el que se cae bastante gente, pero no debían saber nadar, porque casi no cubre y las personas que caen salen enseguida, como de una broma de mal gusto", añade el entrenador del Náutico de Luanco.

Y es que los dos insisten en que el embalse de Trasona es de los más seguros que conocen. "Los niños que hacen piragüismo llevan chaleco, pero muchas veces cuando hace calor se bañan bajo nuestra supervisión, los mayores también lo hacen, incluso algunos salen por donde cayeron las niñas cuando les vuelca la piragua. Lo importante es saber nadar y, si no, tener precaución, porque no hay ninguna corriente extraña en todo el embalse", explicaron. Y es que ambos coinciden en que "no se puede vallar todo el pantano", sino que la precaución es básica para que no ocurran más accidentes.

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