El empresario gozoniego Miguel Antonio Echeverría falleció de un ataque al corazón mientras se bañaba en la playa de Luanco, ayer por la mañana. A pesar de los esfuerzos de varios médicos, una enfermera, un socorrista y de las dos ambulancias que acudieron en su rescate, nada se pudo hacer para evitar la muerte del máximo accionista de Dimelsa, a los 77 años.

Todo sucedió sobre las 12.30 horas de la tarde. Fue una pareja de jóvenes la que dio la voz de alarma. Les extrañó que el cuerpo del empresario permaneciera tanto tiempo "boca abajo". Se acercaron hasta él y al darle la vuelta constataron que "echaba espuma por la boca", según explicaron aún sobre la arena a este periódico.

Al rescate de Echeverría acudieron varios médicos y enfermera. Estos sanitarios aprovechaban la calurosa jornada de ayer, como lo hacían otros centenares de bañistas en la playa de Luanco. Personal de Salvamento Marítimo también colaboró.

Según explicó uno de los nietos del finado, el conocido empresario se estaba bañando cerca de la orilla. "El agua le llegaba por la cintura", explicó. Una vez sacado del agua, comenzó una batalla por salvar la vida de Echeverría.

Los presentes le practicaron al empresario maniobras de reanimación. Secaron su cuerpo y tras haberle localizado el pulso, llegaron a usar el desfibrilador. Al lugar de los hechos acudieron dos ambulancias, procedentes del San Agustín. Una convencional y, posteriormente, una UVI Móvil. Ninguna pudo evitar el funesto final.

El suceso provocó un tremendo revuelo en la zona. La playa de Luanco estaba abarrotada a esas horas de bañistas, aprovechando la calurosa jornada de ayer. El cuerpo de Echeverría permaneció en la arena hasta las 14.21 horas. Al lugar, acudieron sus familiares, entre ellas su mujer, visiblemente afectados por el dolor de la pérdida.

Natural de Antromero, Miguel Echeverría residía en Oviedo, aunque seguía manteniendo una segunda vivienda. Se encontraba en la capital del concejo pasando unos días de verano, un hábito habitual en la familia todos los años.

Era la cabeza visible de Dimelsa, filial del grupo asturiano de ingeniería Imasa. Esta empresa se dedica a suministro de materiales y componentes para instalaciones eléctricas en el ámbito internacional y nacional. Y el grupo está relacionado con el suministro de productos siderúrgicos.

Echeverría era muy querido en Luanco. Su participación fue clave, por ejemplo, para que Miramar tenga hoy las cuatro torres de luz, instaladas hace 18 años con la visita del Deportivo de La Coruña.

"Con su ayuda y la de Manuel Álvarez, Daniel Alonso, Arturo Valle, los hermanos Posada y José Luis Vigil pudimos abaratar el coste de los 72 focos y 600 luxes del campo", aseguró Luis Gallego.

El presidente del Marino expresó su pésame a la familia en nombre del club. "Estamos de luto. Fue socio del club y colaborador del club", aseguró sobre el empresario fallecido ayer.