Doscientos cincuenta trabajadores, según fuentes de la empresa siderúrgica, que hasta ayer estaban adscritos a la plantilla de las baterías de coque de Avilés pasarán esta mañana a depender de la coquería de Veriña (Gijón) en lo que constituye el gran traslado de personal entre factorías derivado del cierre de las baterías avilesinas y la próxima entrada en funcionamiento de las nuevas construidas en Gijón. Con antelación, a comienzos de este mes se produjo la marcha de otros 25 empleados que se encargan de tareas administrativas.

A partir de este momento, comenzará a funcionar el retén dispuesto por ArcelorMittal para ejecutar el final de la transición de las baterías de coque de Avilés, que tendrá lugar el próximo 31 de diciembre. Ese retén lo compone una treintena de personas y tiene como misión supervisar el enfriamiento de los hornos, verificar el estado de seguridad de las tuberías presurizadas y, en líneas generales, garantizar que cuando empiecen los trabajos de desmontaje y desmantelamiento de las estructuras no haya sorpresas ni ocurran accidentes.

Los empleados de ArcelorMittal desplazados a la coquería de Gijón se incorporan a una dinámica de trabajo que tiene por objetivo lograr que la primera producción sea realidad en noviembre, aunque se tratará de tiradas de prueba para ir afinando la calidad del coque. Los hornos ya están en funcionamiento, pero lejos aún de alcanzar los más de mil grados que requiere el proceso de destilación del carbón.

El plan que expuso Arcelor, reasignar a un centenar a otros departamentos de la multinacional en Asturias y promover previo expediente de regulación de empleo la prejubilación de la veintena de nacidos entre los años 1958 y 1959.

El apagado de las baterías de coque de Avilés, con más de 60 años de historia, fue paulatino: comenzó el 1 de septiembre y culminó el día 30 de ese mes. La sensación que he dejado el cierre de la instalación es agridulce: se lamenta la pérdida de empleo (especialmente acusada en el sector auxiliar) pero se ve como algo positivo la desaparición de un complejo contaminante que liberará suelo para actividades limpias.