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Pedro Menéndez de Favila

La obra de Román Antonio Álvarez sobre el marino, que mañana ve la luz, contiene 24 láminas que el artista expondrá "en Avilés y San Agustín"

Favila, en el vestíbulo de la Escuela de Artes y Oficios, con sus láminas en el suelo. Mara Villamuza

Pedro Menéndez de Avilés tiene "la cara del actor Pablo Castañón, que lo ha interpretado en las recreaciones de la ciudad, pero también la de Chad Light, que da vida al Adelantado en las de San Agustín de la Florida". Así se ha inspirado el artista Amado González Hevia, Favila,y que se presenta mañana, jueves, (19.30 horas) en el Palacio de Ferrera.

"Mucho antes de que me encargaran las ilustraciones del libro, ya me leía los capítulos que lo integran según iban saliendo cada domingo en LA NUEVA ESPAÑA. Luego fue el encargo: que todo aquello al final iba a ser libro", cuenta Favila a este periódico, en un descanso de una de sus clases, en la Escuela de Artes y Oficios, su centro formativo de toda la vida. El artista ha realizado una lámina por capítulo. "Son en madera, a la témpera: como antes. Esto me ha permitido hacer añadidos e incluir correcciones posteriores", relata el responsable de poner cara y cuerpo al Adelantado. "Cada una de las ilustraciones corresponden a cada uno de los capítulos escritos por Román Antonio Álvarez para LA NUEVA ESPAÑA", explica Favila.

Y luego está la portada. "Aproveché mucho la Asociación Pedro Menéndez. Mientras estaba trabajando en la láminas fue la recreación del alistamiento en las calles. Posaron para mí para poder hacer las escenas. Me facilitaron mucho el trabajo", reconoce el artista, satisfecho con el resultado de su colección de obras. "Lo que ahora planeo son dos exposiciones completas: una en Avilés y otra en San Agustín de la Florida. Antes de eso, editaremos una carpeta con las diez mejores. La sacaremos con textos de Álvarez. Si en la biografía soy yo quien es el invitado, en la carpeta será el historiador el que ubique en el tiempo cada una de las imágenes", apunta.

El Pedro Menéndez de Favila está en blanco y negro, "aunque con un fondo sepia". Cuenta que "hay algún matiz de color" y señala, en este sentido, la pluma del sombrero del conquistador o "las cruces del uniformes". "Alguna de las ilustraciones que tenía previstas al principio, no salieron. Era normal, coincidía con reproducciones de mapas que el editor incluyó en el libro. Me centré entonces en el Adelantado: desde su niñez hasta su muerte", destaca el artista que ya conoce de sobra al Adelantado, al que pintó en un cuadro que los Reyes regalaron a la ciudad de San Agustín.

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