Cogió un camino poco habitual para él y se encontró con R. F. V. tirado en el suelo, sangrando por la cabeza y rodeado de gente. No se lo pensó dos veces y actuó con valentía para tratar de mantenerle con vida. El corverano Adrián Muñiz no se separó en ningún momento del hombre de 83 años fallecido en torno a las 13.00 horas de ayer en el paso de cebra del Montico, en Las Vegas. "Le pedí a la gente que no lo moviera. Por lo poco que sé, había evidencias de que estaba entrando en parada cardiorrespiratoria e intentamos reanimarlo hasta que llegaron la Policía Local y la Guardia Civil", asegura. No fue posible.
Durante el intervalo de tiempo en el que acudieron a la llamada de auxilio, a escasos metros del Centro Tomás y Valiente a donde se dirigía este vecino para llenar de agua una garrafa, el nerviosismo y la incertidumbre se apoderó de los presentes. No así de Adrián Muñiz, que a pesar de vivir capítulos dolorosos en su pasado, con ataques similares sufridos por familiares, se aisló para centrarse en R. F. V. "Por poco que hagas, puedes ayudar a salvar una vida o al menos que esa persona sienta que está acompañada, como ser humano te sientes en la obligación de actuar", resumía en la tarde de ayer, aún con el mal cuerpo por el desenlace final.
Sus intentos lograron incluso mantener con un pulso débil al octogenario, pero a pesar de los esfuerzos de los miembros de la UVI móvil de mantenerle con vida no fue posible. El corverano, de 35 años y maestro de Educación Física, estudia en la actualidad en Avilés Auxiliar de Enfermería tras vivir un capítulo similar con su madre, a la que llegó a salvarle la vida. "Mandaría un mensaje de que cuando veamos a alguien en el suelo, aunque sea un minuto, hay que intentar algo. Sería estupendo que en las aulas hubiese una asignatura de primeros auxilios", asegura Adrián Muñiz de cara a que cualquier persona pueda reaccionar sin temor y con conocimientos ante este tipo de situaciones.
