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Artes y Oficios para todas las edades

La Escuela cuenta con alumnos entre los 3 y los 91 años en sus múltiples disciplinas: "Todo el que quiera tiene encaje"

Alumnos de diferentes edades y disciplinas, en la Escuela de Artes y Oficios. MARA VILLAMUZA

La Escuela de Artes y Oficios tiene una variada oferta de cursos de octubre a junio, desde ballet, restauración, pintura, guitarra, talleres de la rama textil hasta talla de madera y cocina. El centro de la plaza Álvarez Acebal ronda los 800 alumnos y en su salón central se reúnen pupilos de toda clase y condición. Pero también de todas las edades, sobre todo, a las 18.00 horas, que es cuando comienzan las clases de la tarde. Hay alumnos de tres años o de cinco, como Elena Liang. Y también como Adolfo Alonso León, de 91. Lo que prueba que se trata de un centro intergeneracional, donde todos, al margen de la fecha de nacimiento, comparten espacio y aprenden.

La Escuela tiene como uno de sus alumnos más veteranos a Adolfo Alonso, que se desplaza ayudado de un bastón. Va a clases de talla desde hace más de una década. "Los años pasan y es muy bueno que haya jóvenes", señala. A su lado, Irene Boznego Miñambres, de ocho años, está a cinco minutos de enfundarse su vestido de bailarina de ballet. Su tía acude también a clases de talla. Otras disciplinas cuentan con estudiantes más mayores, pero no por ello menos activos, como es el caso Chicha Funciñas, de 87 años.

Funciñas acude a clases de encuadernación. Dice estar encantada de que haya niños por los pasillos de la escuela. "Dan mucha alegría", remarca Blanca del Coto, una mujer de 88 años que considera la Escuela de Artes y Oficios su "segunda casa". Ya hizo cursos de óleo, de francés y ahora anda liada con la acuarela. "Tiene que entrar más gente joven en la escuela", señala Funciñas, al tiempo que Concepción González, de 73 años, y cursillista de los talleres de blonda corrobora las afirmaciones de sus compañeras de centro. Sara Rodríguez tiene siete años y comenzó a practicar ballet con cuatro. "Me parece bien que vengan también los mayores para que puedan hacer ejercicio", comenta Rodríguez ante Telva Fernández, de su misma edad. Carlota Fidalgo tiene siete y le gusta aprender en un centro de estudios al que acuden personas que le llevan más de ochenta. Unos y otros lo ven con alegría y más de alguna bailarina sonríe al imaginarse a sus abuelos yendo a la escuela. Lo ven factible, la oferta de la Escuela de Artes y Oficios lo permite. "Hay variedad para que encaje todo el mundo", señalan desde la directiva del centro. La escuela cuenta con un total de 72 grupos para 35 modalidades.

Mientras Amado González Hevia, Favila, da clases de pintura al óleo en un aula, en otra está Ana Mallado, que imparte el taller de talla. En el piso de arriba, está Nuria Muñiz, la profesora de ballet, que es la que enseña al grupo de alumnas más joven de la Escuela de Álvarez Acebal. Entre sus pupilas están también Marina Caride, de ocho años y Diana Herrero y Laura Cortina, que tienen nueve. Consideran que "todos", mayores y menores, "tienen derecho a hacer cosas". Ambas, Herrero y Cortina, acuden a clases de ballet y no descartan en un futuro próximo inscribirse en las clases de pintura o en otra disciplina.

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