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JOSÉ RAMÓN PUERTO | Arquitecto, participó ayer en las jornadas "Baterías de Cok de Ensidesa"

"Sería una pena que las baterías de coque desaparecieran de la noche a la mañana"

"La Curtidora es un ejemplo de éxito de recuperación del patrimonio industrial asturiano: de una fábrica a un centro de empresas"

José Ramón Puerto, ayer, en el barrio del Carbayedo. Mara Villamuza

José Ramón Puerto (Cangas del Narcea, 1964) es arquitecto. Participó ayer tarde en la segunda sesión de las jornadas "Baterías de cok de Ensidesa: una mirada multidisciplinar a un bien vulnerable", una actividad promovida por el Centro de Estudios del Alfoz de Gauzón (CEAG). Puerto atiende a LA NUEVA ESPAÑA minutos antes de explicar en el teatro de la Factoría Cultural que la coquería avilesina no tiene por qué ser sólo achatarrada.

-Habla de ejemplos de buenas prácticas de recuperación de arqueología. ¿Los hay de verdad?

-En Alemania hay fábricas de coque exactamente iguales que las de las que tenemos aquí en Avilés y no sólo se recuperaron, si no que la Unesco las declaró patrimonio de la humanidad. Me refiero a Zollverin, por ejemplo. Están ahora mismo con un grado altísimo de actividad y de visitas.

-¿Para qué sirven ahora?

-Sirven para muchas cosas: unas instalaciones, por ejemplo, intentan mantener vivo el pasado industrial que tuvieron esas instalaciones. En otras hay exposiciones de arte moderno, en otras hay conciertos e, incluso, se han aprovechado los tanques de agua para la refrigeración que han pasado a ser una pista de patinaje.

-¿Asturias está acostumbrada a mantener el patrimonio?

-En Avilés tienen un ejemplo maravilloso de recuperación de patrimonio. Me refiero a La Curtidora: la primera fábrica antes de que llegara la siderúrgica. Ahora mismo es lo que es. La Curtidora es un ejemplo de éxito de recuperación de patrimonio industrial: de una fábrica a un centro de empresas

-¿Y la Térmica?

-Lo que hicieron con la Térmica fue una lástima. Hay otra térmica, que está en Londres y es el edificio de arte moderno más visitado del mundo. Evidentemente, no hubiera podido ser competencia de la Tate, pero, bueno, en su escala hubiera podido servir de complemento perfecto del Niemeyer.

-¿Qué perspectiva cree que tienen las baterías de Avilés?

-Yo creo que hay que abrir un período de reflexión desde muchos puntos de vista. Creo que no sería bueno que se abordase exclusivamente con un único foco. Hay que hacer un análisis evidentemente político, pero también técnico, sociológico y urbanístico.

-La idea que sobrevuela es la de achatarrar todo, liberar suelo y atraer empresas.

-Esa es una opción. En Zollverin, en Alemania, optaron por el extremo contrario: las autoridades políticas decidieron mantenerlo todo como un paisaje industrial. Entre una y otra opciones hay multitud de posibilidades. Habrá que ver qué es aquello que merece la pena ser salvado y ver qué posibilidades de reutilización tiene. Un ejemplo es el Matadero de Madrid, una reutilización de un espacio industrial, aunque no siderúrgico, un montón de metros cuadrados en una situación muy golosa para construir viviendas. No se actuó diciendo aquí se pone esto y ya está. Se fue poco a poco y así la Compañía Nacional de Danza ganó espacio, hay bibliotecas, salas de ensayo...

-¿Qué se puede salvar de baterías de Avilés?

-Baterías son parte de la historia de los avilesinos y sería una pena que desaparecieran de la noche a la mañana.

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