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MARISOL DELGADO ARTIME | PSICÓLOGA AVILESINA QUE COLABORA ACTIVAMENTE CON DISTINTOS COLECTIVOS DE LA COMARCA

Rhythm and blues a la avilesina

La psicóloga Marisol Delgado es un torbellino de vitalidad que fue madre en el instituto, adora a sus nietos y la música, con Aretha Franklin como diva

Marisol Delgado Artime, en El Parche. MARA VILLAMUZA

-Mi infancia fue feliz, muy querida. Tuve a los padres más maravillosos del mundo. Mi padre, Manolo, trabajaba en Ensidesa y hacía teles. Mi madre, Fina, era ama de casa-, explica Marisol Delgado Artime, que se sonroja cuando se le pregunta por su vida.

-Yo no gané ningún premio, tengo una vida de lo más normal y estoy acostumbrada a escuchar-, matiza esta mujer que fue madre antes de terminar el instituto y se hizo psicóloga por devoción. Marisol Delgado, que colabora activamente con distintos colectivos de la comarca, ama la vida. Es de las que sonríe aunque llueva a chaparrón y de las que acompaña cada saludo de un abrazo fuerte, de esos que reconfortan.

Reconoce que su mayor mérito fue ganar un concurso de redacción en el colegio, pero su historia da para escribir muchas líneas. Se enamoró de cría de un chaval que ya quería antes de conocer (era el primo perfecto de su mejor amiga), superó un cáncer de mama triple negativo y viajó hasta un pequeño pueblo de Canadá, nada más y nada menos que para cumplir un sueño: ver a Aretha Franklin en directo. Y es que si Aretha es "Lady soul", Marisol es todo un ejemplo de rhythm and blues en la comarca.

Nació un día de 1967 en Villalegre. Fue la pequeña de tres hermanos, un chico y una chica ya adolescentes cuando nació. Esto marcó su vida. "Cuando ellos se iban de fiesta yo me quedaba en casa y leía todo lo que caía en mis manos. También ponía sus vinilos, 'The Beatles'... Otros ratos los pasaba con mi abuela Mercedes, que vivía con nosotros, jugando a las cartas", recuerda. Del Colegio Infancia primero y del Nuestra Señora del Buen Consejo después, Delgado pasó al instituto de La Luz. Ahí conoció a Juan Castillo, su amor. "Me invitó a dar una vuelta en moto hace treinta y seis años y hasta hoy", apunta.

¿El éxito de un matrimonio largo? "Nos gusta hacer cosas juntos y disfrutamos de lo que hacemos: salir con la bici, salir a tomar una caña y picar algo, la piragua... También nos gusta viajar, nos da lo mismo ir a los Oscos que a Granada o a Cuba. Siempre hemos disfrutado juntos y en los malos momentos nos hemos apoyado, y así hemos ido superando todos los peajes", manifiesta. Marisol Delgado es madre de dos hijos, Andrea y Juan, y de cuatro nietos: Teo y Jon, de 3 años; Nel, de un año y Abril, de seis meses. También tiene un sobrino de 12 años, Adrián. Y no hace falta que lo diga: esos críos son su pasión.

Su familia es muy joven, porque ella fue madre adolescente. "Cuando los críos empezaron educación infantil yo retomé las clases en el instituto, y no me costó nada. Luego decidí hacer Psicología porque soy una fanática de la novela negra, y aquello de estudiar la conducta humana me apasionaba", explica.

Así, pues, se matriculó en la Universidad de Oviedo. Acudía a clase siempre que podía y cuando las cosas se ponían cuesta arriba no había lamentos: ahí estaba su compañera Carmen Aguado, también psicóloga, para pasarle los apuntes y sus padres Manolo y Fina dispuestos a ayudar. Y de ahí, a la licenciatura.

El primer trabajo de Marisol Delgado Artime fue de prácticas en un centro de día de drogodependientes, primero en Pravia y luego en Oviedo. Luego trabajó en la Fundación Secretariado Gitano con familias gitanas y comenzó a cosechar amigos que aún hoy conserva. De la Fundación pasó al Centro Asesor de la Mujer y descubrió que lo que realmente le apasionaba era trabajar con grupos.

"Monté mi consulta y a la vez, hace quince años de esto, empecé a trabajar con la Liga Reumatológica Asturiana", apunta, y se lanza a hablar de lo suyo, de lo que más sabe, del manejo del estrés, del dolor crónico, de la ansiedad, la depresión... Colaboró también con la Asociación de Discapacitados Físicos (Difac) y siempre que se le llama participa en mesas redondas, talleres, debates... Colabora también en LA NUEVA ESPAÑA. Su misión: "Intento hacer un poco de pedagogía para la vida".

Marisol Delgado, declarada feminista, echa la vista atrás y está orgullosa de haber educado en valores a sus hijos, de haber cuidado a sus padres hasta el último suspiro y de haber superado un cáncer que pintaba negro cuando tenía 44 años. Aunque se negaba a poner peluca al final la usó. Más que por coqueta, porque huía de la compasión. "La fortaleza la saco de mi familia y de que me gusta hacer muchas cosas", precisa. Razón no le falta: acude al gimnasio, sale a caminar con un grupo de amigas, comparte horas con su marido, participa en el club de lectura "Una habitación propia", lee, trabaja y acompaña su día a día de bandas sonoras de rock, soul y hasta tonada, por qué no. De ahí que para Delgado haber ido el 16 de septiembre de 2010 a un pequeño pueblo cerca de Toronto, en Canadá, a ver a Aretha Franklin sea más que un sueño.

Amante de la naturaleza, Delgado no deja de lado su formación. Tanto es así que hizo el máster en Clínica y cada año participa en algún congreso, jornada o curso para seguir los avances en Psicología. "Adoro mi profesión", confiesa. Lo saben bien sus clientes, y los avilesinos que sin ser sus pacientes la abrazan. Marisol es energía positiva.

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