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Una vida sin volantazos

De conductor de autobuses a alcalde: un viaje por la vida del político afable que engranó la primera velocidad de la democracia en Avilés

Ricardo Fernández Suárez, con la playa de Salinas como fondo. MARA VILLAMUZA

Ricardo Fernández Suárez, "Rico", el vencedor de las primeras elecciones democráticas en Avilés tenía tres aficiones: la política, su mujer y sus hijos. Y no necesariamente las disfrutaba por ese orden. El transportista que metió la primera marcha de la Transición en el tercer concejo de Asturias también gustaba de dar largos paseos por la ría. Catedralicia ironía que el primer Alcalde de Avilés después del franquismo estirara las piernas en el paseo que hoy lleva el nombre de Manuel Ponga, el socialista que le arrebató mediante pacto con el PCE el bastón de mando del concejo.

"Gané en la calle, perdí en los despachos", solía decir el hombre al que ayer lloró la comarca de Avilés tras su fallecimiento a los 92 años para explicar el perentorio acuerdo que le mandó a la oposición en la primer Corporación de la democracia en Avilés. Suntuoso para los números, el candidato por la UCD comprendió que la suma de los once ediles del PSOE de Manuel Ponga más los cuatro del Partido Comunista de Manuel Quintero era suficientes para hacerle a un lado.

También durante los tres años, entre 1976 y 1979, en los que Ricardo Fernández fue el primer edil avilesino relevando a Fernando Suárez del Villar, "Rico" tuvo que aferrarse en no pocas ocasiones a su don para las matemáticas. Y allí donde no le salían las cuentas, una problemática habitual a la hora de administrar una Avilés igual de populosa que la actual, pero con 350 millones de pesetas de presupuesto -es decir, 35 veces menos que ahora-, aderezó su capacidad aritmética con su otra pata fuerte: saber hacer amigos.

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