"Es un día muy triste", remarcó Charo Fernández, una de los tres hijos del exalcalde de Avilés, Ricardo Fernández, "Rico", nada más finalizar la misa oficiada en la iglesia de Salinas para despedir a su padre. Estaba arropada por amigos, familiares y un buen puñado de compañeros de vida de "Rico", un hombre que dejó huella en todas aquellas personas con las que se encontró a lo largo de sus 92 años de vida, tanto en el ámbito personal como en el político, en las distancias cortas y también en aquellos largos desplazamientos que realizaba con un autobús de la empresa que dirigía.

Ricardo Fernández era una persona de talante conciliador, "que ayudaba a rebajar las tensiones" como expresó su compañero y amigo de años en el PP Ramón García Cañal a la puerta del templo. A su lado estaban Isidro Fernández-Rozada y Joaquín Aréstegui, también compañeros de Fernández en el PP, como Jesús Pablo González-Nuevo Quiñones, ahora exportavoz popular de Castrillón. El carácter de "Rico", un hombre con una sonrisa permanente, le convertía, dicen sus amistades, en alguien "que nunca será olvidado". "Es imposible que tuviera enemigos", señalan. Otros le definen como una "fábrica de anécdotas", divertido a la par que serio y "con una gran virtud: la moderación".

El funeral por la muerte del Regidor avilesino entre 1976 y 1979 y figura clave de la Transición fue puntual. Comenzó a las 16.30 y con tres párrocos, el titular de Salinas, Agustín González, junto a Rafael Santos y Juan José García Tuñón. La iglesia estaba llena con todos los bancos ocupados, señal de que Ricardo Fernández era un hombre querido. González glosó su vida durante la homilía. Destacó su rostro amable y sonriente, su valentía, lealtad y franqueza.

"Era un hombre con sentido del humor, tolerante, exigente y un trabajador nato con valores como la generosidad, el respeto, la sensibilidad y la honestidad", apuntó el cura desde el púlpito para después ahondar en que Ricardo Fernández "era un hombre creyente que fue de las primeras personas en impulsar la cofradía del Carmen para vincular la juventud a la parroquia y una de las primeras en hacerse cofrade".

Además de algunos compañeros del PP, también estuvieron presentes políticos socialistas, más concretamente, los exalcaldes de Avilés Santiago Rodríguez Vega y Pilar Varela, la actual regidora, Mariví Monteserín, y Juana María de Esparta, exedil y viuda de Manuel Ponga, que fue el primer alcalde democrático de la Transición y que sucedió a Ricardo Fernández en el cargo. "Le gustaba mucho intercambiar opiniones, como él decía", comentó De Esparta.

El empresario Manuel Cosmen, de la familia propietaria de Alsa, también estuvo presente en el sepelio para recordar a "alguien más que un Alcalde y que un empresario de transporte". "Era un paisano estupendo, siempre será recordado y querido", manifestó el exedil del PP avilesino y empresario, Carlos Rodríguez de la Torre. "Siempre recibí buenos consejos de Ricardo", añadió.

Los vecinos de Gozón, concejo natal del fallecido -nació en la parroquia de Manzaneda-, también quisieron acercarse a la despedida de un hombre "bueno, cariñoso, atento y que siempre fue un ejemplo como político, como empresario y como persona como demostró en Avilés y la Junta General del Principado", como repetían unos y otros a la entrada y salida de la homilia.

Y entre sollozos, lágrimas y recuerdos, los amigos y familiares de "Rico" despidieron a "una persona muy difícil de olvidar" como decía una mujer, ya a unos metros de la iglesia y a punto de montar en un coche y con los ojos llorosos. Tras el funeral en Salinas, la localidad en la que Ricardo Fernández pasó sus últimos años de vida en compañía de su mujer, Manolita Fernández Roces, su cuerpo fue trasladado al cementerio parroquial de Bañugues, a Gozón, que fue el concejo que vio nacer hace 92 años a "un ejemplo de persona, de empresario y de político que siempre mantenía en su rostro una sonrisa". Y por esos motivos, "Rico" deja una gran huella en quienes le conocieron.