La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Aladro: "La Granda no tiene parangón como foro intelectual"

La autora del libro que repasa los 41 años de la escuela de verano destaca su gratuidad y la cordialidad de los debates

Inmaculada Aladro, con el libro que ha escrito sobre los cursos de La Granda en primer término.

Dos mil cuatrocientos ponentes, más de trescientos cursos impartidos, setenta universidades extranjeras y sesenta españolas representadas y dos premios Nobel "en nómina". Si se tratara de resumir con números el bagaje de la escuela de verano de La Granda, los anteriores podrían servir de aproximación a la magnitud académica de lo que cada verano durante los últimos 41 años se ha venido gestando en el "chalé suizo" cuyos ventanales miran al pantano de La Granda, en el concejo de Gozón, dentro de los dominios de la antigua fábrica de Ensidesa, hoy ArcelorMittal.

Los números son elocuentes, pero quizás insuficientes para entender la importancia de un proyecto consagrado al conocimiento que no tiene parangón en España, y por eso la autora del libro "La Granda (1979-2019). Un estilo de aprender, la doctora en Historia Contemporánea Inmaculada Aladro Majúa, ha investigado a fondo la génesis y la evolución de los cursos de verano más conocidos de Asturias para poner negro sobre blanco, por primera vez en cuatro décadas, las claves del éxito, de la perdurabilidad y de la vigencia de una idea que debido a su filantropía solo tiene un talón de Aquiles: la financiación, eterna pesadilla de los organizadores.

"Asturias tiene que estar muy orgullosa de que se haga aquí, y con tan pocos medios, algo de la envergadura y la trascendencia que tienen los cursos de la Granda, una iniciativa tan excepcional que de no existir debería ser inventada. La Granda es la típica cosa que si la hicieran en Estados Unidos o en otro país europeo trascendería fronteras y sería un referente del conocimiento", asegura la historiadora leonesa que durante los últimos dos años ha recopilado información y documentado los 41 años de cursos de La Granda para resumirlos en un libro que acaba de salir al mercado.

Inmaculada Aladro tomó contacto con el ambiente "grandiano" primero como invitada a un curso que dirigió el profesor Emilio de Diego García, director de su tesis doctoral y uno de los actuales tutores de la escuela de verano, y luego como ponente. "Me quedé fascinada por las singularidades de un foro tan especial como La Granda: la gratuidad, el acceso libre a las charlas, la coloquialidad de los debates suscitados, la relevancia de los ponentes, el interés de los temas abordados... Y todo lo anterior envuelto en la atmósfera mágica y apacible que envuelve a la residencia de La Granda".

La historiadora pronto entendió que, en contra de lo que pudiera parecer, "La Granda no es una Universidad de verano al uso, aunque la Universidad de Oviedo haya estado siempre implicada de uno u otro modo en su desarrollo, ni tampoco un curso de Extensión Universitaria. Yo diría que es un foro de debate sobre temas interesantes o de actualidad abierto a todas las opiniones e ideologías en el que, ante todo, impera la cordialidad y el tono constructivo". Es decir, "una rareza en los tiempos que corren".

La construcción del libro de Inmaculada Aladro sigue el guión previsible: los orígenes, los primeros pasos, la consolidación, el capital humano, la adaptación a los nuevos tiempos, un repaso a las principales disciplinas abordadas en los cursos y unos exhaustivos apéndices con, entre otros datos, la relación completa de cursos organizados y participantes en los mismos.

Pero también hay lugar en el libro para las anécdotas, para los apuntes históricos -por ejemplo, se desvela el gran misterio de cuántas veces visitó Francisco Franco la residencia de La Granda- y por supuesto para glosar a las personas que han hecho y hacen posible que cada verano se abran las puertas de la escuela: desde los fundadores de la Escuela Asturiana de Estudios Hispánicos (Enrique Fuentes Quintana, Juan Velarde, José Luis Baranda, Manuel Álvarez-Valdés y Teodoro López Cuesta) a empresas y empresarios con especial sensibilidad cultural y sin cuyo mecenazgo La Granda naufragaría (Plácido Arango Arias, ArcelorMittal, Francisco Rodríguez -a la sazón patrocinador del libro- o Daniel Alonso , entre otros). Capítulo aparte merecen dos personalidades de la talla intelectual de Severo Ochoa y Francisco Grande Covián, que durante años no faltaron ni un verano a La Granda y cuyos retratos presiden hoy el salón donde se suele dar la bienvenida a los visitantes de los cursos.

Compartir el artículo

stats