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Un Cristo para resucitar en la Escuela

Los alumnos de Restauración intervienen en una escultura hallada por una asociación de Fontescavadas (Boal) para devolverle su esplendor

Detalle del rostro de la imagen. M. V.

Una asociación de Fontescavadas (Boal) se propuso recuperar su pequeño pueblo. Esa localidad cuenta con una capilla y en su interior había un Cristo crucificado. La profesora de Restauración de la Escuela Superior de Arte, María José Rodríguez Ruitiña, se enteró y propuso echar una mano en la recuperación de esa imagen, primero, y de un retablo, después. El alumnado de la asignatura que imparte Esther Roca se puso manos a la obra y en algo más de un mes y medio ya ha obtenido resultados visibles. "Oculta una policromía original con un repinte tosco en la parte izquierda", señala el alumno Álvaro Otonil, que ha trabajado concienzudamente en la recuperación de este Cristo crucificado. La policromía original, continúa Otonil, ha conseguido mantenerse en buen estado.

Para retirar el repinte, el alumnado ha utilizado un bisturí, alcohol y disolvente. Ha tratado con mimo la pieza, de la que se desconoce su autoría y su origen. Lo que sí se sabe es que es escultura popular. "No creemos que ese repinte se hiciera a mala fe sino por desconocimiento. Por eso, consideramos que es importante la labor de los restauradores porque, de lo contrario, se desvirtúa el Patrimonio", señala Roca, profesora especialista en escultura sobre madera, también del área de Restauración, que se ubica en la nueva sede de la Escuela Superior de Arte, en la calle Estibadores, junto al Pepa.

Ese repinte acabó por ocultar la dentadura, que ya se puede apreciar en la parte derecha, ya restaurada, y otro detalles. Tras la eliminación de la pintura que llevó incluso a pintar los ojos y labios del Cristo, los restauradores se han preocupado también por la parte carcomida de la madera y más aún después del hallazgo de pequeños insectos xiláfagos. La actuación en este sentido conllevará además un tratamiento preventivo que ha de renovarse cada cinco años.

"Tenemos que hacer un relleno de las oquedades y recuperar esa zona", señala la docente, que en todo momento procura junto a sus alumnado que la pintura original no corra el riesgo de desaparecer con la intervención. "Aparentemente esta pieza es sencilla de recuperar", destaca Roca. Aún así, toda precaución es poca cuando se habla de restauración. Mientras tanto, las alumnas Marina Martín, Aida Bra, Beatriz Villanueva y María López acometen mejoras en otras piezas en una de las aulas.

Roca y Otonil continúan con los detalles de la restauración del Cristo de Fontescavadas. Ahora se centran en el paño que cubre parte del cuerpo del objeto a recuperar. La mitad de la pieza está ya restaurada y en la otra, aún se percibe que fue "decorada" con pintura esmaltada blanca. El alumnado ha conseguido recuperar unos detalles dorados de ese paño con un tratamiento al agua, que antes era imposible de observar porque el "Titanlux lo cubría todo".

Tras analizar la policromía original, Roca y su equipo de alumnos ha determinado que se trata de un temple hecho sobre una pieza de escultura popular. Ese Cristo será devuelto a la asociación que lo cedió a la Escuela de Arte para su restauración, pero eso será el próximo año. "La asignatura acaba este trimestre y aún queda labor", señala Esther Roca, la especialista en escultura sobre madera.

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