"Iba borracho y bebido y no recuerdo nada". Esas son las explicaciones que ha dado esta mañana ante el juez el acusado de amenazar de muerte a su expareja mientras viajaba en taxi desde Mondoñedo (Lugo) hasta Avilés. Además de asegurar que cuando envió los mensajes amenazantes no estaba en plenas facultades, el enjuiciado también ha asegurado que en ningún momento hubiese hecho daño a su exmujer ni a la hija que tienen en común. La Fiscalía pide para él una pena de 16 meses de prisión y dos años de alejamiento de la víctima por dos delitos de amenazas en el ámbito familiar y un delito leve de vejaciones; mientras que la acusación particular eleva la petición de cárcel a los 3 años. "Su ingreso en un centro penitenciario es la única medida que puede atajar esta violencia", ha advertido al término de la vista oral la abogada de la víctima, quien asegura que su clienta "lleva 18 años padeciendo el acoso del acusado".

Según el relato de la Fiscalía, todo sucedió entre los días 16 y 17 de agosto de 2018. Fue entonces cuando el acusado envió mensajes amenazando de muerte a su expareja y cogió un taxi en Mondoñedo, donde según su testimonio se encontraba haciendo el Camino de Santiago, con destino a Avilés para cumplir sus amenazas. Por el camino -siempre según el relato del Ministerio Público- le dijo al taxista que se disponía a matar a su expareja. A fuerza de repetir su intenciones, el chófer dio credibilidad al hombre, que acabó durmiéndose en el coche, al parecer influido por la ingesta de algún tipo de droga. El taxista, al llegar a Avilés, enfiló hacia la comisaría de la calle Río San Martín, aparcó el vehículo y comunicó a los policías lo que le había dicho el viajero, que seguía dormido. Casualmente, en ese momento se hallaba en la comisaría la mujer destinataria de las amenazas poniendo la correspondiente denuncia. Los policías pronto ataron cabos y detuvieron al hombre. Horas después, un juez decretó una orden de protección de la presunta víctima.

En la vista oral celebrada esta mañana, el acusado defendió que no recordaba haber enviado los mensajes, pues el momento en que los envió (entre la noche y la madrugada de los días 16 y 17) se encontraba bajo los efectos del alcohol y de las drogas. Precisamente, el hecho de que el enjuiciado no se encontrase en plenas facultades es el argumento que ha utilizado la defensa para pedir la libre absolución del procesado. "Además, se está rehabilitando de sus problemas de adicciones y el ingreso en prisión sería contraproducente para este proceso", ha afirmado el abogado defensor, quien también ha pedido que en caso de condena a su cliente sólo se le impute un delito de amenazas en el ámbito familiar: "Los hechos tuvieron lugar en una noche y la inmediata madrugada, por lo que entendemos que sólo hubo un delito", ha argumentado el letrado.

Nada que ver con las pretensiones de la acusación particular, que solicita tres años de prisión para el acusado, al entender que además de un delito de amenazas en el ámbito familiar contra la madre, el encausado también incurrió en un delito de amenazas contra la hija que ambos tienen en común. "Mi cliente lleva años padeciendo la violencia de este hombre. La única opción para atajarla es que entre de una vez en prisión," ha advertido la letrada, que asegura que el procesado ha quebrantado hasta en dos ocasiones la orden de alejamiento impuesta por el juez cuando tuvieron lugar las amenazas, en agosto de 2018. "Ya hay una condena firme de un año por el primer quebrantamiento y estamos esperando que se consolide la segunda condena, también por el mismo periodo de tiempo", ha relatado. Asimismo, la acusación particular ha solicitado una indemnización de 2.000 euros, una mitad para la víctima y la otra para su hija.