La empresa batió en 2019 por décimo año consecutivo su récord de producción de cinc metal. Cerró el pasado ejercicio con 528.757 toneladas, 2.963 más que el año pasado. La importancia del récord es radical porque de él depende el cálculo de una de las pagas extraordinarias anuales más importantes para los trabajadores de la fundidora perteneciente a la corporación industrial Glencore.

La explicación de esta carrera de éxitos sin obstáculos se debe a las mejoras en la productividad aplicadas por la dirección de la empresa en sus instalaciones de San Juan de Nieva, las principales de Europa y entre las cinco más importantes del mundo.

En 2008, la fábrica fundió únicamente 450.000 toneladas de cinc metal. La cifra de 2019 supera la original en casi 79.000. De entonces acá han cambiado muchas cosas en la compañía: la principal, el dueño. En 2008, el director de la planta, Jaime Arias, atendía las reclamaciones del grupo minero suizo Xstrata. Ahora la matriz es Glencore, que absorbió al gigante minero convirtiéndose después en un conglomerado mastodóntico que atiende materias primas tan diversas como el petróleo, el cobre, el aluminio o el cinc.

El producto principal de Azsa son los lingotes de cinc. El secundario más importante, ácido sulfúrico. El incremento de cinc metal conlleva el incremento en el ácido, que es materia prima del sector de fertilizantes.

La compañía anunció hace pocas semanas que iba a invertir más de 100 millones de euros en una ampliación mayor de la producción de su planta castrillonense. Será la más importante en década.