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ALFONSO TORRE | Decano del Colegio de Arquitectos de Asturias

"Tenemos que aprender de los errores y reflexionar antes de derribar"

"Con este proyecto se puede completar una franja de terreno que comienza en el Niemeyer, la guinda de un pastel que falta"

Alfonso Torre, ayer. M. VILLAMUZA

Alfonso Torre (Mieres, 1971) es desde junio el decano del Colegio de Arquitectos de Asturias, tras suceder en el cargo a Sonia Puente, de cuya junta directiva había formado parte. Ayer presentó junto a José Ramón Puerto, vicedecano y vocal de Cultura del Colegio y José Ramón Fernández, arquitecto colectivo, unas jornadas que coordina éste último y que se desarrollarán en Avilés a partir del viernes día 17. El tema: baterías de coque.

- ¿Cuál es el objetivo del ciclo de conferencias que trae el Colegio de Arquitectos a Avilés?

-El colegio quiere propiciar un debate en la opinión pública sobre qué hay que hacer con esos terrenos y con esos edificios, y creemos que por la importancia de ese suelo y por su situación estratégica, el debate tiene que competer no solo al Ayuntamiento de Avilés y al propietario de los terrenos sino que la opinión pública también tiene que intervenir. Y dentro de esa opinión pública hay opiniones cualificadas como las del Colegio de Arquitectos. Entonces pretendemos organizar unas jornadas en las que a la gente se le cuente desde distintos puntos de vista cuáles son las cualidades de esos edificios y esos terrenos y cuáles son las ideas que el Colegio sugiere.

- ¿Cuáles son?

-Es un terreno estratégico que está muy bien ubicado en el centro de Asturias y tiene una importancia no solo municipal sino a nivel de área metropolitana central de Asturias, que es un proyecto por el que el colegio siempre ha estado peleando. Puede acabar completando una franja de terreno que comienza en el Centro Niemeyer, la guinda de un pastel que falta. Tiene muchísimas posibilidades de usos diferentes, no solo industriales. Y tiene elementos que se deben conservar y proteger.

- Como por ejemplo...

-Baterías de coque. Es un edificio que en su momento valoramos como buen ejemplo de arquitectura del movimiento moderno y, de hecho, se barajó la posibilidad de incluirlo en el Docomomo Ibérico, que es un registro de edificios protegidos o no protegidos, pero de buena arquitectura del movimiento moderno, y en aquel momento no se hizo porque estaban todavía en pleno uso industrial. Pero sus cualidades para estar en ese registro las tienen y son evidentes.

- ¿Qué uso se le puede dar al suelo liberado por baterías?

-Esto tiene que formar parte de un planteamiento estratégico y, repito, no solo municipal ni comarcal sino en términos de área central.

- ¿Alguna idea?

-No queremos condicionar las ideas de la opinión pública sino provocar un debate. Durante las ponencias algunos de los ponentes sugerirán usos posibles: centros de arte, talleres, nichos de empresas para emprendedores? El Colegio está preparando un documento "ad hoc" sobre su posicionamiento institucional que se presentará también en Avilés.

- ¿Cree en un futuro a corto plazo?

-Podemos caer en la tentación de ocuparlo rápidamente con una actividad productiva que genera puestos de trabajo, cosa que es muy importante. Pero ese uso debe reflexionarse y debe ser el mejor pensando no solo en el corto plazo sino en largo plazo, y si es posible pensando en área metropolitana.

- Avilés ya perdió la Térmica.

-El Colegio propuso que se conservara pero se derribó y el coste del derribo fue de cuatro millones. Ahora no hay ni central ni cuatro millones: tenemos un suelo. Tenemos que aprender de los errores del pasado y antes de derribar un edificio hay que hacer una reflexión profunda.

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