Joaquín Riquelme, virtuoso de la viola, ofreció ayer una clase magistral a doce alumnos de música, cuatro del conservatorio avilesino, donde se desarrolló la sesión, que comenzó a las 11.30 horas y finalizó al anochecer. Adriana Da Costa Martínez, Eugenia García Cuesta, Sofía Díez Martínez, Irene Portela Tilve, Alejandro París Cabezudo, Iris Suárez Álvarez, Xiana Baliñas Vieites y Laura Torroba Bachiller fueron algunos de los estudiantes afortunados.
"Es una suerte tener a Riquelme en Avilés, al que quiero preguntarle muchas cosas de técnica y también cómo ha sido su trayectoria hasta llegar aquí", confesó la avilesina García Cuesta. La respuesta a sus dudas llegó rápido: "Una clase de una hora no soluciona mucho, así que no hay nada mejor para un músico que sentarse en una silla y estudiar. Y lo más importante: el mejor profesor es uno mismo, la autoexigencia", manifestó Riquelme, al que el director del Conservatorio avilesino, Carlos Galán, presentó como un "músico estratosférico".
Riquelme destacó que la viola es una "instrumento difícil porque no es perfecto", pero en defensa de su instrumento afirmó: "Los grandes compositores tocaban la viola para sus propios cuartetos". El músico, natural de Murcia y nacido en 1983, es miembro titular desde 2010 de la Orquesta Filarmónica de Berlín, con la que ha realizado conciertos en las mejores salas y festivales del mundo, actuando bajo la batuta de directores como Sir Simon Rattle, Claudio Abbado, Mariss Jansons o Daniel Barenboim, entre muchos otros. Formó parte de la Orquestra Sinfónica de Barcelona y Nacional de Catalunya como asistente de solista, además de varias orquestas de jóvenes como la Orquesta de Jóvenes de la Región de Murcia.
Ayer, los alumnos de música cayeron rendidos a sus pies. "Para nosotros es una oportunidad única esta clase con Riquelme", señaló Álvaro Roselló, del conservatorio de Oviedo. Eugenia García apostilló: "Estuve en su concierto (actuó como solista con la OSPA el jueves en Avilés) y es un músico muy grande".
