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Los ángeles de la guarda que protegen a las mujeres

"La mejor receta para erradicar la violencia de género es la educación", afirma María Orfelina Baizán, responsable del cuerpo que protege a las víctimas de maltrato

La inspectora María Orfelina Baizán, responsable de la UFAM, en su despacho de la Comisaría de Avilés. RICARDO SOLÍS

En Avilés son 132 las mujeres que cuentan con seguimiento policial de protección por casos de violencia de género. Su vigilancia la coordina la oficina de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM), una sección de la Policía Nacional creada en 2015. Entre otros asuntos, se encargan de asistir a las víctimas desde que se tiene conocimiento de su caso hasta el posterior control de las medidas de protección judicial pasando por el acompañamiento a los diferentes trámites judiciales. "Procuramos, además, que siempre sea el mismo agente el que asista a la víctima. La confianza en estos casos, es clave", explica la inspectora María Orfelina Baizán, responsable de la UFAM en Avilés.

En los asuntos de violencia de género, el protocolo de actuación de la UFAM entra en funcionamiento en cuanto se detecta un caso. Aunque la primera intervención pueda realizarla la Unidad de Seguridad Ciudadana, que también cuenta con formación específica para tratar este tipo de sucesos, en la Comisaría avilesina procuran "que desde el momento de la formulación de la denuncia la víctima ya sea atendida por personal de la UFAM".

A partir de aquí, ese agente de la UFAM será el "ángel de la guarda" de la víctima. Le tomará declaración, le dará información sobre ayudas de emergencia social y apoyo a las víctimas de maltrato, sobre la posibilidad de solicitar medidas cautelares de protección y le acompañará también al juzgado durante el proceso judicial que derive del caso. "Es muy importante que la víctima sienta que el trato es cercano. El hecho de que sea asistida por la misma persona, también hace que no tenga que revivir el proceso en varias ocasiones. La lucha contra la violencia de género es una carrera de fondo y este tipo de detalles son fundamentales para que la víctima no la abandone", argumenta Baizán, quien también explica que en aquellos casos en los que una víctima vuelve a verse inmersa en un asunto de violencia machista, procuran reasignarle su anterior "ángel de la guarda".

Posteriormente se hace una catalogación de riesgos teniendo en cuenta los diferentes condicionantes de cada víctima. "Se tiene en cuenta la situación familiar de la mujer y también la del agresor: si ha quebrantado órdenes de alejamiento, si tiene antecedentes, problemas de adicción, si tienen hijos en común...", enumera Baizán, sobre unas estimaciones que se actualizan periódicamente.

De las 132 mujeres bajo vigilancia en Avilés, una está considerada con riesgo extremo; tres, con riesgo alto; 27, con riesgo medio; 53, con riesgo bajo y 48, con riesgo no apreciado. Se prevé que en próximas actualizaciones se relaje la calificación de la única mujer con riesgo extremo, pues su agresor ha ingresado recientemente en prisión. De todas ellas, 116 están protegidas de sus exparejas con una orden de alejamiento.

Una vez establecidos los riesgos se procede a la vigilancia y protección de la víctima: se hacen pasadas mientras se patrulla por el entorno de su domicilio, se vigila el colegio al que van los niños y se dan unas pautas de actuación a las protegidas. "Una mujer víctima de violencia de género puede llevar una vida totalmente normal, aunque con algunas pequeñas reservas", afirma Baizán.

En estas labores, la Policía Nacional cuenta también con el apoyo de la Policía Local. Ambos cuerpos trabajan con un protocolo de actuación conjunto en el que se dividen el municipio en cuatro sectores: dos de ellos son custodiados por la Policía Local y los otros dos restantes por la Policía Nacional. Actualmente, los agentes municipales siguen a 66 mujeres, mientras que los del cuerpo dependiente del Ministerio de Interior hacen lo propio con 50. En caso de que esta división no sea equitativa, se modifica este reparto. "Estamos muy contentos con la colaboración que está habiendo entre cuerpos", aplaude Baizán.

Actualmente, las cifras de mujeres bajo protección policial es la más alta de la última década. Si bien, Baizán cree que esta tendencia no responde a un incremento neto en los casos de violencia de género, sino que se debe a que cada vez son más las mujeres que denuncian. "Hay más impacto social, más sensibilización y más confianza en las instituciones y esto se traduce en un incremento de casos denunciados", sostiene la responsable de la UFAM en Avilés, quien tiene claro que la mejor receta para erradicar este problema social "es la educación". "Vemos numerosos casos de violencia con jóvenes adolescentes y eso es preocupante", afirma.

La protección de mujeres es solo una de las muchas labores que realiza la UFAM, que también asiste en asuntos relacionados con la violencia sexual, incluidos aquellos que tiene lugar en la red. Uno de los últimos que han resuelto es el caso del "pack de las 55 chicas", la transmisión masiva de un archivo que contenía imágenes en bañador, ropa interior o desnudas de 55 niñas de la comarca, un suceso que conmocionó a la comunidad educativa avilesina. "Este tipo de casos también son más frecuentes de lo que parecen", lamenta Baizán, que advierte del gran peligro que supone el envío de archivos íntimos a través de la red. "Pueden difundirse de manera masiva en segundos", avisa sobre otro de los grandes problemas a los que se enfrentan y en los que considera que la mejor prevención pasa, nuevamente, por la educación. "No es de recibo que un niño de 10 u 11 años navegue sin control por la red y se haga perfiles en redes sociales y que vivan enganchados a un teléfono. Tienen que tener más vida y menos internet", concluye la responsable de los "ángeles de la guarda" que protegen a las mujeres víctimas de maltrato.

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