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La FP reclama su sitio

El centro avilesino reivindica desde hace más de una década una ampliación que no llega: "Con más espacio lo haríamos mejor"

Por la izquierda, Daniel M. Domínguez, Pablo Gutiérrez, Aida González, Andrés García y Marcos Prieto (Informática).

Cada mañana, cuando a primera hora se enciende el ordenador del despacho de dirección del Centro Integrado de Formación Profesional de Avilés, en el salvapantallas del aparato aparece un lema que reza: "2019, año clave para la FP". El ejercicio ha pasado y, recién iniciado el 2020, el que es el mayor equipamiento de Asturias de sus características sigue con los mismos problemas. De hecho, su principal reivindicación no ha variado desde hace más de una década: la falta de espacio para acoger de manera adecuada las enseñanzas que imparte.

Aproximadamente 1.600 alumnos en 64 grupos, 140 profesores y unas instalaciones que abren a las ocho y media de la mañana para el primer turno y cierran a las diez menos cuarto de la noche una vez finalizado el segundo. Cifras y horarios permiten hacerse una idea del tamaño de un centro gestionado por un equipo directivo de 6 personas que, pese a otras dificultades cotidianas, solo incide en la urgencia de acometer una ampliación.

Se necesita un nuevo edificio donde ubicar talleres y aularios. Y puede construirse en el terreno libre de parte trasera. El año pasado, según el director del centro, Luis Fernando Gijón, el anterior consejero de Educación, Genaro Alonso, dio por hecho el proyecto a la espera de que el Presupuesto del Principado para 2020 incluyera partidas para iniciarlo. No ha sido así. No ha habido consignación alguna en las cuentas autonómicas. "Todo es mejorable, pero la dotación de medios materiales que tenemos es buena, no está mal. El problema es de estructura: nuestras aulas son pequeñas, no están previstas para el tipo de enseñanzas que se imparten ahora. Hay que acometer reformas que permitan una calidad aún mayor de la enseñanza. Con eso mejoraremos la formación de los chavales, su empleabilidad y nuestra economía: todas las familias profesionales que tenemos están relacionadas directamente con las actividades empresariales e industriales más importantes de la comarca, de los motores económicos de Avilés", señala Luis Fernando Gijón.

Las familias profesionales a las que se refiere son las 9 que se imparten en el centro: Administración y Gestión, Informática y Comunicaciones, Electricidad y Electrónica, Edificaciones y Obra Civil, Química, Instalación y Mantenimiento, Fabricación Mecánica, Transporte y Mantenimiento de Vehículos e Imagen Personal.

La alta demanda de estos perfiles laborales y el boom de la FP del que tanto se habla los corrobora el jefe de estudios, Sebastián Medina. "Hay mucha matrícula en algunos ciclos. Hay familias profesionales donde la colocación si no es del cien por ciento, casi. Estamos en un momento de muchísima demanda informática y mecatrónica, son alumnos que están siempre firmando contratos relevo, entran por vacaciones y van incorporándose, bien en ArcelorMittal, bien en Saint-Gobain, en las empresas de la comarca. De soldadores hay demanda continua, nosotros damos hasta donde podemos", señala.

El centro funciona, tiene los medios materiales y de profesorado necesarios y la calidad de la formación es alta, pero podría ser aún mayor con más espacio. Un recorrido por las instalaciones pone de manifiesto esas necesidades.

En muchas aulas se mezcla la formación teórica y la práctica y no hay sitio suficiente. En las del ciclo formativo de grado superior de sistemas de telecomunicaciones se estudia imagen, sonido, informática y redes locales. El material está almacenado en estanterías junto a las paredes. "Si queremos trabajar el tema del vídeo, lo lógico es que tuviésemos una zona para los aparatos de vídeo, otra zona para los de sonido y otra para la informática. Cuando hay que hacer una cosa hay que guardar todo lo de la otra, perdiendo el tiempo en colocar y descolocar. La infraestructura del aula debería estar adaptada a lo que es un ciclo formativo superior de estas características", explica el director.

En la zona en la que se imparte el ciclo de grado medio de soldadura también hay deficiencias. La altura del techo no es la idónea para que las cabinas de prácticas puedan tener los sistemas de extracción adecuados. "Hay además nuevas tecnologías aplicadas a la soldadura que las empresas demandan. Tenemos la posibilidad de adquirir la maquinaria necesaria para formación, pero no hay espacio para ubicarla", añade Gijón.

En el aula de Electricidad, el director muestra un brazo robótico guardado al fondo de la clase: "Insisto, en dotación de medios estamos bien, pero aquí seguimos con lo mismo, aula de teoría en la que también hay que montar y desmontar para hacer las prácticas".

En la sala de tornos y fresas, más de lo mismo. "Tenemos pocas unidades y la distancia que hay entre ellas escasa, necesitaríamos, como mínimo otro taller como este", apunta Gijón.

El taller de automoción se desarrolla en una nave donde los techos no tienen la altura suficiente. "Mira donde hemos tenido que llevar el elevador, ese vehículo poco más puede subir porque nos pega en el techo", añade.

La última parte del recorrido lleva a la zona más antigua del centro, con los mismos problemas de tamaño de las aulas y otros añadidos relacionados con la calefacción o la accesibilidad. El director lo resume así: "¿Hay calidad en la enseñanza? Sí. ¿La puede haber con estos medios? Sí, y lo estamos haciendo y bien, pero con más espacio lo podríamos hacer aún mejor".

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