"Aquí nadie va a hacer absolutamente nada hasta que no haya una desgracia". Los cristales de la peluquería que hace esquina entre la avenida de Portugal y Cervantes -en el barrio del Carbayedo- amanecieron ayer salpicados de sangre. "No es la primera que nos encontramos esto lleno de sangre tras un fin de semana. Otros días está lleno de vasos o de meadas", lamenta su propietaria, que señala a un 'after' ubicado en Cervantes que está abierto hasta bien entrada la mañana como principal foco de los problemas"Todo el vecindario está harto", apostilla un vecino, mientras se detiene a contemplar la escena. En el suelo, un reguero de sangre que va desde la peluquería hasta un bar cercano. "Cuando llegué para abrir, a las nueve y media, tenía la parte de arriba de un barril llena de sangre. Estaba fresca, así que todo tuvo que ser ya por la mañana", explica el dueño, que también asegura que los escenarios que se encuentran los fines de semana son dantescos.

"Estamos hartos. En el portal de enfrente no para de mear la gente y tenemos que regar nosotros. Además, la Policía no nos hace caso. Nos dicen que tienen cosas mejores que hacer que ir a atendernos", critica un parroquiano mientras apura un café en la barra de un bar.

Fuentes policiales señalaron que la abundante sangre encontrada había brotado de una herida en un dedo sufrida por un joven, que tuvo que ser trasladado al hospital. Según los residentes, los problemas surgen siempre "al amanecer". "Cuando cierra el bar es cuando más problemas hay", explica la quiosquera Ester Cáceres, quien afirma que es habitual encontrarse charcos de sangre como el de ayer con frecuencia. "Hace unas semanas vi a un chico que parecía tener la nariz rota e intentó entrar al quiosco", afirma Cáceres, quien ha tomado la determinación de cerrarse con llave por las mañanas: "Aquí nunca sabes lo que te vas a encontrar".