La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JOAQUÍN ARAÚJO | Naturalista, escritor y realizador de documentales

"No hay un centímetro cuadrado del planeta a salvo de la contaminación"

"Hemos organizado veinticuatro cumbres climáticas y no hemos logrado ni un solo gran acuerdo contra la degradación del mundo"

Joaquín Araújo, ayer, durante su charla en Avilés. MARA VILLAMUZA

Joaquín Araújo (Madrid, 1947) es uno de los pioneros del ecologismo español: se mantiene en la escena desde hace casi medio siglo. En esta condición fue que habló anoche en Avilés de otro pionero del ramo: el novelista y periodista Miguel Delibes. La asociación La Serrana y el Grupo Ornitológico "Mavea" fueron los colectivos responsables de la presencia de Araújo en Asturias y, además, del tributo al autor de "Cinco horas con Mario" que se desarrolla estas semanas en el hotel 40 Nudos. La entrevista se desarrolla a trompicones: Araújo viaja al Principado en tren y mientras conversa con LA NUEVA ESPAÑA el convoy traspasa los túneles del sistema Central.

- Delibes fue un naturalista fetén.

-Contó siempre que había disfrutado de la naturaleza desde niño. Delibes fue naturalista en todas las vertientes. Ahí están sus personajes, tan íntimamente vinculados a la naturaleza, al medio rural. Su huella está en los páramos, en los bosques. Esos personajes demuestran una empatía extraordinaria con el medio en que se están moviendo.

- El señor Cayo, por ejemplo.

-Sí, sí. Sin embargo, es mucho mejor "Los santos inocentes". Lo que contó en ese libro todavía lo vi yo con mis propios ojos: vivo en Extremadura, la tierra de los latifundios. Esa relación de los paisanos con la tierra siempre fue muy acertada.

- ¿Vuelve a reverdecer la lectura de Delibes?

-No podemos perder la oportunidad de leer a Delibes. El actual es un panorama editorial gigantesco que ha contribuido, no sólo a reverdecer a Delibes, también la propia naturaleza o el medio ambiente. Encuentro más poesía de asunto natural que hace años y no digamos novela. Los ensayos de divulgación no han caído. Así que, sí, en este contexto, volver a Delibes es hacerlo al principio de la historia. Ahora más, cuando se habla de la España vaciada.

- Cuando yo era niño, los naturalistas salvaban ballenas. Ahora todo eso ha cambiado, ¿no cree?

-Llevo medio siglo con esto de la naturaleza y sí es cierto que hubo muchos comprometidos con el salvamento de especies animales. Luego estaban los más asentados con el medio más cercano: los lobos, el medio rural. Uno de los sectores se metió por la vía política, por el rechazo de la energía, especialmente, la nuclear. La otra vía se mantuvo con un pie en la tierra. Lo que sucede ahora es las dos vías han confluido ahora. Aquellos rojos de los ochenta también están ahora por la protección de las especies.

- La degradación del mundo, ¿es sólo cosa de Occidente?

-La degradación del mundo es global: no hay un centímetro cuadrado del planeta a salvo de la contaminación. Defender la naturaleza no debería ser cosa única de un partido. Estamos ante una catástrofe universal, pero sí, últimamente los únicos que se acercan a la naturaleza somos occidentales. Me hice naturalista cuando aprendía budismo. Parece mentira que los países vinculados al sintoísmo, el budismo y el taoísmo son los que más han olvidado recuperar su mundo.

- ¿Funcionan las grandes cumbres climáticas?

-Hemos organizado 24 cumbres climáticas y no hemos logrado ni un sólo gran acuerdo contra la contaminación. Esas cumbres contra el cambio climático han contribuido a que haya de verdad un cambio climático efectivo. Hay una distancia enorme entre el acuerdo de la cumbre y la revalidación de ese acuerdo por cada uno de los parlamentos. Los efectos no se ven.

- Le noto negativo.

-Está haciendo más por la lucha contra el cambio climático los sucesos de Australia que los acuerdos de París. Soy partidario de no esperar a nadie: las discusiones complican la realidad.

- Hay un Ministerio de Transición Ecológica.

-De eso sí que nos podemos felicitar: de que haya una herramienta que busque otro modelo de energía. El trabajo que tiene delante de sí Teresa Ribera desde luego que es muy difícil y, a la vez, la más necesaria de todas las posibles.

- En el Principado no todo el mundo va a estar de acuerdo con usted.

-Es la más necesaria de todas: más que la economía; estamos hablando del mundo entero.

Compartir el artículo

stats