Pese a ser conocida como una ciudad industrial, Avilés esconde rincones que van más allá de las chimeneas humeantes. La villa, con uno de los cascos históricos medievales más sorprendentes y mejor conservados del norte, ofrece fotogramas encantadores en cada esquina. Ahora que se acerca San Valentín te ofrecemos cinco rincones espectaculares (y poco conocidos por los turistas) para enamorarte en Avilés.

En La Luz, la ermita se presenta como atalaya de Avilés. Desde el mirador que bordea el pequeño templo se puede contemplar una espectacular panorámica de la ría y buena parte de la comarca.

Otro sitio que enamora es el parque de Ferrera. Así lo creen los avilesinos que hace tres años participaron en una campaña de promoción comercial coincidiendo con San Valentín. El concurso - "Enamorados de la comarca de Avilés"- consistió en fotografiar el rincón más romántico a juicio de cada participante. Ganó el Ferrera. Los avilesinos también eligieron la vista de la ría desde la pasarela que da acceso al Centro Niemeyer, donde algunos enamorados cuelgan sus "candados" de amor o los caños de Rivero.

Dentro de la villa, pocos visitantes se resisten a la magia del centro histórico, enciclopedia viva de la Edad Media en armonía y convivencia con los edificios más modernos. Ahora bien, la verdadera riqueza de Avilés es su gente. Las fiestas azules del barrio marinero de Sabugo, las procesiones luminosas durante Semana Santa, las fiestas infantiles de la espuma de San Agustín o el día de la Comida en la Calle sacan de sus casas a cientos de vecinos, siempre dispuestos a participar en las celebraciones de su barrio.

El paseo marítimo de Salinas (Castrillón) se ha convertido en uno de los lugares más concurridos a última hora de la tarde en verano, cuando los cielos se tornan anaranjados y el sol aún calienta. Son cientos de personas las que disfrutan sentados en el césped de atardeceres que no tienen nada que envidiar al de cualquier destino paradisiaco. En invierno los más atrevidos se aventuran a "cazar" con sus cámaras amaneceres que tiñen el cielo de rosas y naranjas.

El área recreativa de Pulide, en Castrillón, y situada en una sierra prelitoral del mismo nombre, es la más baja de Asturias con 433 metros de altitud, y es uno de los mejores miradores de Castrillón. Desde el Prau'l Marqués se divisa, en días sin bruma, desde el Cabo Peñas a Busto y desde los Picos de Europa hasta las cimas que dibujan el Camín Real de la Mesa.