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Emma Suárez y la energía positiva

Una cardióloga jubilada del HUCA estudia una FP de Electricidad en Avilés: "El ocaso de la vida profesional no es el de la personal, recomiendo esta experiencia a todo el mundo"

Emma Suárez, en su etapa como cardióloga. MARA VILLAMUZA

La ley de Ohm, postulada por el físico y matemático alemán Georg Simon Ohm, relaciona las tres magnitudes fundamentales de cualquier circuito de corriente continua: la intensidad, la tensión o voltaje y la resistencia. Su aprendizaje es básico en la Formación Profesional de la rama de Electricidad y electrónica. Y sus aplicaciones, múltiples. También en campos como la hemodinámica, la física del flujo sanguíneo. Por eso Emma Suárez ya conocía sus principios y ha vuelto a encontrarse con ellos, muchos años después de haberlos estudiado por primera vez en la carrera de Medicina, y, en concreto, en su especialidad, la cardiología intervencionista.

Esta última ha sido su profesión toda su vida laboral. Se jubiló hace dos años, en enero de 2018. Y ahora cursa el ciclo de Instalaciones Eléctricas y Automáticas en el Centro Integrado de Formación Profesional de Avilés. "Mis antiguos compañeros del hospital se reirían mucho al ver que sigo a vueltas con la ley de Ohm. Soy de ciencias puras y siempre me gustaron la Física y las Matemáticas, en mi trabajo tenían aplicación y me gustaba hablar de todas estas cosas. Cuando llegué a la FP me encontré de nuevo con esta formulación y, bueno, pues estoy en mi salsa", explica.

Llanerense de Arlós, donde ha nacido y vivido siempre, responde clara a una pregunta que a buen seguro le han hecho en más de una ocasión. ¿Por qué una cardióloga acaba estudiando una FP de electricidad y además cuando ya puede disfrutar de la tranquilidad del retiro? "Conste que ya antes trabajaba con cables, porque soy cardióloga intervencionista", señala con una amplia sonrisa que no desaparece a lo largo de toda la conversación. "Me gusta aprender. Todos los días y de todo el mundo. Y, a la hora de verme en el ocaso de la vida profesional, pero no de la vida personal, me apetecía hacer algo. Toda la vida trabajé con la cabeza, pero usando las manos. Y decidí que quería ser autónoma en mi casa y poder cambiar un enchufe, poder arreglarme yo en mis cosas. No estoy hablando de quitarle el trabajo a ningún profesional ni mucho menos, sino de lo básico", explica.

Tenía excelentes referencias del centro de Avilés, conocía a buenos profesionales que allí se habían formado y estaba cerca de casa. Hizo la inscripción y se quedó en lista de espera. Finalmente surgió una plaza libre y la aceptaron. "La verdad que me llevé una alegría como si hubiera aprobado el MIR", cuenta, medio en serio medio en broma. Empezó el primer curso en octubre del año pasado. "Y aquí estoy, encantada, cableando, con estos chicos que me dan cien vueltas. He tenido mucha suerte, estoy en un grupo muy majo, trabajan bien en equipo. Son jóvenes y ocasionalmente revoltosos, pero maravillosos. Me echan una mano de vez en cuando, tenemos buena relación. Puedo ser la madre de todos y abuela de algunos, pero me tratan de igual a igual que me gusta mucho", explica Emma Suárez, que ha cumplido 67 años este enero.

En las aulas del centro ha encontrado algo que también vivió a principios de los años 70, cuando estudiaba Medicina: la escasa presencia femenina en algunas especialidades. En su ciclo solo hay una mujer más, la joven avilesina Clara Lozano. "La mía fue la segunda promoción en la Facultad de Medicina de Oviedo. Recuerdo que era la única mujer en casi todos los grupos de prácticas. Y cuando empecé la especialidad creo que también la única. Las cosas cambiaron. Pero siempre me sentí bien e integrada en los equipos en los que trabajé. Igual que ahora. Clara, en la cuestión eléctrica es infinitamente mejor que yo y puede que sea de las mejores del grupo si no la mejor", señala.

De sus años como cardióloga, a partir de 1977 en el antiguo Hospital General, primero como residente y luego casi toda su vida profesional hasta la apertura del HUCA, tiene el recuerdo de experiencias gratificantes y de otras que no lo son tanto. "Mi especialidad tiene cosas que te hacen tocar el cielo, cuando llega un paciente en una situación mala y consigues recuperarlo. Pero tiene la otra faceta, cuando fracasas en ese intento o tienes una complicación grave. En cualquier caso, me gusta ser positiva, así que en conjunto, la experiencia de tantos años fue positiva, como la de ahora".

De su actual etapa, en la Formación Profesional, ya tiene un breve anecdotario. Nunca le ha gustado madrugar, aunque toda su vida laboral lo ha hecho y mucho. "Cuando trabajaba, me decía que cuando me jubilase no iba a madrugar más. Pero aquí estoy, levantándome a las 7 de la mañana para venir a clase. Y encantada", cuenta. Con una simpatía que desborda, se refiere a cuándo su marido le pregunta si "mañana vas al cole" o sus hijos se interesan por sus estudios. Su familia siempre la ha apoyado en todo. Ahora también: "Lo que yo decida les parece bien. A veces nos echamos unas risas si tengo examen, si tengo que estudiar". Pero también tiene su parte positiva: "Se ponen muy contentos cuando les superviso la instalación eléctrica", bromea.

"Los profesores son extraordinarios", dice en distintos momentos de la conversación, en la que intenta varias veces "no hablar de mi persona, sino del valor de la FP y de sus docentes. El valor fundamental de esta escuela son sus recursos humanos. Los materiales son manifiestamente mejorables. Aprovecho para decir a quien corresponda que si pueden echar una mano y actualizar un poquitín?. Lo básico está cubierto, pero los profesores me parecen verdaderos magos viendo lo que consiguen con lo que tienen y los problemas de espacio de este centro. Veo el gran trabajo que se hace en la FP, lo necesaria que es. Hay mucha cabida para las titulaciones medias y las administraciones deberían potenciarlo", indica.

Ha superado el primer trimestre de este curso. Le ha ido bien, aunque tendrá que recuperar pruebas para la evaluación, ya que una gripe A le impidió hacerlas. "No pude asistir a unos exámenes por enfermedad y los recuperaré ahora, supongo que no haya problema. Y si veo que voy muy justa, repito. Mi objetivo no es aprobar, es aprender", añade.

Emma Suárez desprende energía positiva. Y recomienda su experiencia actual "a todo el mundo". "Y a la gente en situación laboral como la mía, jubilada, que se aburren, que salen a pasear y a sentarse en el banco con la mirada perdida, desde luego. Yo recomendaría esta inquietud, este trato con la gente joven, porque te rejuvenece. Siempre me relacioné con gente joven, con los residentes y en clase de idiomas. No estoy hablando de que vayamos a quitar puestos de trabajo u oportunidades de estudio a la gente joven, desde luego que no, pero si hay plazas y se van a perder, a mí me parece qué es buena opción", concluye.

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