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La fábrica de San Juan de Nieva produce casi el 4 por ciento del cinc del planeta

La empresa Azsa reconoce una facturación de 704 millones de euros en 2018 "gracias a la integridad y profesionalidad de su equipo humano"

Las instalaciones de Asturiana de Zinc, desde la orilla derecha de la ría. RICARDO SOLÍS

La empresa Asturiana de Zinc (Azsa) produjo el año pasado 528.757 toneladas de cinc metal es decir, casi tres mil más que en 2018. Este resultado, desvelado por LA NUEVA ESPAÑA, supuso el décimo récord consecutivo para la fábrica de San Juan de Nieva, en Castrillón. La empresa, en el último informe de gestión, calificó el récord alcanzado como "histórico". Cabe pensar, en consecuencia, que el del año siguiente es más histórico todavía.

La capacidad de la fundidora asturiana es principal, de tal modo que de San Juan de Nieva sale casi el 4 por ciento de todo el cinc metal del mundo. Este porcentaje sale del último informe de The International Lead and Zinc Study Group (ILZSG), una de las organizaciones internacionales de productos básicos más antiguas. Hasta octubre de 2019, se lee en la última circular del ILZSG, se produjeron 11,2 millones de toneladas. Desde 2014, las producciones anuales de cinc metal en todo el planeta bordean los 14 millones de toneladas.

La organización mundial del cinc advierte, sin embargo, que en 2019 se produjo "un aumento significativo en la producción de cinc metal refinado en China combinado con aumentos en México y Perú con disminuciones equilibradas en Europa, Australia, Canadá, India y Kazajstán". La fábrica de San Juan de Nieva, pese a ello, continúa estando entre las tres primeras del mundo.

La posición de Azsa en los mercados internacionales es incuestionable. Según reconoce la empresa en el último informe de gestión hecho público (el de 2018): "Gracias a la integridad y profesionalidad de su equipo humano formado por más de 900 personas, a la alta calidad de sus productos y a las instalaciones altamente equipadas, la sociedad (Azsa) ha generado una facturación de 704 millones de euros en el ejercicio de 2018, de la cual, el 56 por ciento se corresponde con ventas en territorio nacional y el porcentaje restante, con exportaciones". Estos resultados contables, sin embargo, tienen una contra. Azsa considera "riesgo principal de negocio" "el aumento del coste de la electricidad" y también la falta de garantía "del correcto suministro de energía".

Los riesgos no arredran. La empresa del grupo Glencore ha echado la casa por la ventana. En los últimos meses ha llevado a cabo y ha anunciado inversiones tan contundentes como el del "almacenón" del Puerto de Avilés, el edificio del vestuario (en las puertas de las instalaciones de San Juan de Nieva) y, sobre todo, los cien millones que ya ha puesto para la nueva nave de electrólisis (E) que va a sustituir a las dos más antiguas (la A y la B), las más antiguas.

Los trabajadores ya han observado catas en la zona del parque de intemperie (el lugar que recibía la energía eléctrica hasta hace poco más de dos años). La nueva instalación obligará a desmantelar dos naves añejas. Este suelo liberado queda abierto para posibles ampliaciones.

La situación de bonanza de Azsa supera ya una década. Entonces es cuando la compañía había pensado en crecer a partir del parque de intemperie. La nueva nave va a contar también con un nuevo horno de fusión: será el séptimo de los que trabajen en la fábrica de San Juan de Nieva.

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