La exposición "La unidad divida por cero", que cerró definitivamente el pasado lunes, concitó el aplauso de más de 11.000 personas, concretamente, fueron 11.313 los aficionados que quisieron conocer de primera mano cuatro antológicas en una: la de las obras de Juan Genovés y la de cada uno de sus hijos: Pablo, Silvia y Ana. La muestra conjunta fue la primera en la que toda la familia del autor del legendario cuadro "El abrazo" -colgado en el Congreso de los Diputados y reproducido en forma de escultura en la plaza de Antón Martín, en el centro de Madrid- y el propio Genovés muestran sus diferentes maneras de entender el arte: pintura, "perfomance", vídeo-creación y fotografía.

Los Genovés, por tanto, se convirtieron en el atractivo expositivo del año pasado en Avilés. La muestra anterior con un número equivalente de espectadores fue la que el Niemeyer dedicó a Julio Verne entre noviembre de 2016 y junio del año siguiente. Aquella exposición en Madrid había desbordado previsiones (casi 220.000 visitantes) y en Avilés consiguió casi 11.000 espectadores, como "La unidad dividida por cero".

En la historia reciente del Niemeyer -la que va de 2014 acá-, la muestra más exitosa de cuantas acogió el complejo de la ría fue la que montaron junto a la fundación María Cristina Masaveu Peterson y dedicaron a Joaquín Sorolla. Hizo saltar la banca: 56.279 personas.

La exposición que organizó la familia Genovés -actuó como comisaria Ana Genovés- se completó con la escultura "Transbase", que levantó el gripo Daniel Alonso a un paso de la puerta principal del auditorio del complejo cultural. Esta iniciativa cultural fue posible gracias a la colaboración preferente de LA NUEVA ESPAÑA, el propio Grupo Daniel Alonso y la empresa Ariexca. A esas empresas se sumó una campaña de micromecenazgo con una doble finalidad: costear los gastos de instalación de la pieza y hacer sostenible económicamente la exposición.

La cúpula del Niemeyer se llenó ayer de colaboradores de la familia de Juan Genovés dispuestos a recoger las piezas que durante estos últimos seis meses estuvieron colocadas en la semiesfera que diseñó Oscar Niemeyer. El artista explicó en la inauguración de la exposición: "Mientras dure la exposición estará por encima de nosotros Oscar Niemeyer, el arquitecto", dijo el artista. "Siempre había visto la obra de mis hijos de manera independiente porque ellos han hecho lo que les ha dado la gana. Aquí, sin embargo, las suyas y la mía forman un crisol. Como si fuéramos acero", resumió.

Tras los Genovés, está previsto que llegue a la cúpula del Niemeyer una exposición de grabados de Pablo Picasso. Será del 20 de febrero al 31 de mayo y será bajo el nombre: "Grabados eternos". La exposición recoge, en primer lugar, una de las pocas series completas que existen en el mundo de "Suite Vollard", obra cumbre del grabado del siglo XX, perteneciente a Fundación Mapfre. A esta serie, compuesta por un centenar de obras, se le suman los doce grabados de "El entierro del Conde de Orgaz", los nueve de "Les Cavaliers d'Ombre" y cuatro grabados más: "Retrato de Dora Maar" (1939), "Mujer en el sillón" (1947), "Cabeza de chica. Françoise" (1974) y "Jaqueline pañuelo negro vestido rojo" (1958).